Todos la conocen como Sheila Gallega. Apuesta al humor y al espectáculo, como una manera de abordar la vida. Sheila González es panelista de El show de los escandalones (conducido por Rodrigo Lussich en América TV) y propone ver el mundo de la farándula como un mundo de ficción. Sheila se vino de su Madrid natal a estas latitudes por amor y también por la novela Rayuela de Julio Cortázar. Hoy adapta su stand up de vinos Wine Up Comedy al formato virtual, y a pesar de que no pueda escuchar las risas de los espectadores, la actriz continúa con esta propuesta para alegrar los hogares. Para Sheila González, que cuenta con maquilladora y vestuarista en sus producciones, detrás de todo artista hay un gran equipo.
Conversamos con Sheila González:
¿Cómo surgió Wine Up Comedy, esta mezcla de stand up y vinos?
A mí siempre me gustó el stand up. Empecé haciéndolo en Chile con un público muy difícil, muy frío comparado con el argentino que es un público generoso y de risa amable. Cuando me vine a Argentina -hace tres años ya- decidí adaptar todo lo escrito a este país; armé un espectáculo con algo de los estereotipos españoles, qué hace una española en Argentina… El año pasado pensé: ¿Qué voy a hacer ahora en la cuarentena? Pensé en lo que más me gusta, que es el vino, y dije: “Si me gustan la comedia y el vino, ¿qué onda si escribo todo un espectáculo sobre el mundo del vino?”.
¿Cómo fue el proceso de gestación del espectáculo?
Estuve como seis meses escribiendo el stand up. Cuando tenía todo hecho, dije: “Estaría bueno que cuando lo cuente, se hiciese una cata y que yo ejerciese un papel de sommelier, pero de sommelier que en realidad no sabe”. Conocí de casualidad a una mujer que tenía una bodega y le dije: “Estoy escribiendo un show de stand up” y me dijo: “Me encanta la gente emprendedora, cuando lo quieras hacer yo te pongo los vinos” y así estrené el espectáculo. Ya la primera función salió bien, cosa que no suele pasar, en general es un caos. Así empezamos y así seguimos.
¿Cómo sigue Wine up Comedy en el contexto de restricciones actuales?
Lo vamos a hacer online, le mandaremos a la gente dos botellas de vino… que al final van a tomar más. Pero claro, en vez de cuatro etiquetas -que es lo que había en el show presencial- la gente va a probar dos etiquetas: un Chardonnay y un Malbec. Es la manera que se nos ocurrió para solventar la situación hasta que se pueda.
¿Harán un delivery?
Claro, con la entrada -que cuesta dos mil pesos- tienes acceso al show y te llegan los vinos a tu casa. Claro que sólo lo podremos hacer en Buenos Aires, Capital, porque el delivery no nos alcanza para mandarlo afuera.
Es un desafío.
Sí, pues no sólo es escribir el guion y ponerlo en práctica, sino adaptarlo al formato online”. Es un reto distinto al presencial, la conexión es una y el feedback es otro. Ahora desde la casa tienes que decir a la gente: “¡Bueno Laura, cuéntame, desmuteate!” y jugar con el “me muteo”, “me desmuteo”, que es algo nuevo, y ahora forma parte del espectáculo, como decir “¡Pero qué lindos están todos! Bueno, alguien ha apagado la cámara”. Se da un juego loco que antes no pasaba.
Es más difícil pues no ves la reacción de la persona.
Claro, lo más difícil para los que hacemos comedia es no escuchar las risas de la gente que nos está viendo desde su casa.
¿Cómo te llevás con el mundo de la farándula?
Bárbaro, en Argentina la farándula es una risa, es un chiste en sí. No te podés tomar nada en serio de la farándula local, un día se pelean, al otro se arreglan. Es como El Polaco y Barby Silenzi, así es todos los días y me divierte mucho.
Porque hay mucho de ficción, ¿no?
Es pura ficción. Es divertido en serio. Hay que saber jugarla. A mí me gusta mucho. Me gusta mucho Moria Casán, me parece muy inteligente y va más allá de la farándula, es artista con todas las letras. Me divierte mucho Guido Kaczka, por la forma que tiene de conducir el programa y los universos que crea.
Vos tenés una presencia muy fuerte en las redes, ¿sos una influencer también?
No. Me considero winefluencer, porque todos los vinos que recomiendo luego la gente los busca.
¿Como fue tu boda con un rito al estilo medieval?
¡Ah sí, sí! Eduardo y yo nos casamos por el rito templario. Fue en España -en un pueblo que se llama Covarrubias, que está en la provincia de Burgos- y no sólo nosotros íbamos vestidos como en el medioevo, sino todos los invitados. Nos casó alguien local muy importante -el maestro- y dijo: “Pero esta boda no es un show, esta es una cosa que tenéis que tomar en serio”. Primero hay una larga lista de espera para que te nombren Caballero y Dama medieval. Debes cumplir ciertos requisitos y comprometerte a ciertas cosas. Así que desde hace dos años que soy Dama medieval y tengo unas cosas que cumplir, que todavía no las he cumplido por el tema de la pandemia, como ir de peregrinación a Santiago de Compostela… Interesante todo lo que conlleva la Orden medioeval.
¡Qué bueno que lo pudieron hacer!
Mi esposo tiene todo: su espada templaria… Yo me lo tomaba más como un show, como todo en la vida, yo decía: “Un show, ¡vamos para adelante!”. Nunca soñé con casarme, nunca fui muy así Susanita y cuando él me dijo: “¿Si nos casamos al estilo medieval?”. “Bueno, vale”, le dije, así tengo un aliciente de organizarlo como un espectáculo.
De hecho, el día que me casé estaba con cabeza de productora e hice el guion de la boda. Dije: “Si el casamiento va a ser medieval, entonces será así”. El maestro templario decía: “Oye, Sheila, esto es en serio, tampoco puedes guionar tú todo”. Y yo le aclaraba: “Bueno, pero aquí hay una parte en donde yo quiero hacer esto”. Entonces los caballeros de Argentina se pelean con los caballeros de España, imaginé la entrada, un trompetista que anunciaba a la gente y así un montón de cosas. No lo viví como una boda, lo viví como un show.
Próximo show online:
Sábado 5 de junio 2021
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