Un hombre que quiere volver, una mujer que percibimos como distante, una amiga, quizás algo más… Descubriremos más sobre la naturaleza de su vínculo a medida que se desarrolla la trama. El encuentro con el otro es lo que permite salirnos de la melancolía. En la era actual las posibilidades aparentemente ilimitadas de los vínculos hacen que un vínculo amoroso sea casi imposible de sostenerse.
La historia está ambientada en otro tiempo, pero nos dice mucho del mundo de las relaciones actuales, donde todo queda trunco y es difícil sostener un proyecto de pareja a largo plazo. La mención a la figura de San Francisco nos habla de la renuncia, una renuncia a lo mundano para privilegiar lo espiritual. En esta trama los personajes también renuncian, renuncian al amor. Él es el que lleva la tremenda carga de la tristeza por la separación. Porque “el sediento es capaz de agradecer el agua turbia”, agradece hasta las migajas del amor, aunque pronto resultan insuficientes, no le brindan saciedad.
El guión ya tiene unos años y no pierde su actualidad. Si queremos buscar similitudes con otras obras, encontraremos muchas. Será inevitable vincular esta pieza con La música, de Marguerite Duras, donde también participó -como actor- el director Ulises Puiggrós. El fin del amor ha alentado grandes creaciones en toda clase de manifestaciones artísticas, en todas las épocas. Podemos pensar particularmente en la película Copia Certificada de Kiarostami, por la representación de un tipo de vínculo que no entendemos bien, que finge ser otra cosa y que se revela cuando avanza el relato.
“La depresión es una enfermedad narcisista… El sujeto narcisista-depresivo está agotado y fatigado de sí mismo. Carece de mundo y está abandonado por el otro. Eros y depresión son opuestos entre sí. El Eros arranca al sujeto de sí mismo y lo conduce fuera, hacia el otro. En cambio, la depresión hace que se derrumbe en sí mismo”, leemos en La agonía del Eros de Byung-Chul Han. Es el Eros, el deseo, el que vence la depresión; el sujeto depresivo se ahoga en sí mismo, pero el Eros hace posible una experiencia del otro en su alteridad, que saca al uno de su infierno narcisista, explica Han. En su análisis de la película Melancholia, afirma que la depresión se presenta como la imposibilidad del amor, o bien, el amor imposible conduce a la depresión.
En el preludio de Tristán e Isolda (dentro del filme), la cercanía entre Eros y muerte, apocalipsis y redención, se hace palpable . Y todo esto está muy relacionado con Pedir demasiado. Es que el personaje de Mario también quiere volver al amor para salir de su depresión. Está ahogándose en sí mismo y no puede conectarse con el otro, o el otro le responde de manera indiferente causando su propio derrumbe. Mario dice: “Morir es un arte como cualquier otro, yo lo hago más que bien” en una clara cita al poema Lady Lazarus de Sylvia Plath. Introduciendo estas palabras en su discurso, poco a poco nos deja leer sus pensamientos.
Eliana Migliarini y Gustavo Castellano encuentran el tono justo para contar esta historia. Sus actuaciones logran generar esa química tan necesaria en teatro y consiguen dar a luz a un relato muy dramático y hasta trágico, sin caer en gestos exagerados. Por el contrario, la tensión sostenida entre la aparente tranquilidad de los personajes y algo que pronto va a detonarse está muy bien lograda. Puiggrós dirige con solvencia esta desafiante pieza de Griselda Gambaro, una de nuestras grandes dramaturgas. Milly Vázquez
Viernes a las 21.15
Teatro La Comedia
Rodríguez Peña 1062 – Cap.
(011) 4815-5665
lacomedia.com.ar
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