PÁJAROS EN LA BOCA, de Samanta Schweblin

Cuentos inesperados

Entre las reglas que Kurt Vonnegut recomendaba a los escritores para escribir una gran historia estaba la de “no hacer perder el tiempo al lector”, y es el punto de partida en Pájaros en la boca, la narración de Samanta Schweblin, una de las autoras jóvenes más premiadas de Argentina.

En sus cuentos nada está puesto al azar y en las primeras líneas nos tiene embarcados ya en una historia o situación que sorprende por su originalidad y roza un timbre perturbador. No obstante, el relato avanza en términos naturales, sencillos y ambientados en una sincronía de lo desconocido que se va destapando de a poco.

Son relatos muy breves, en donde juegan dos o tres protagonistas en alguna circunstancia presentada como un reto a la sensatez, lo que conduce al lector a la perplejidad. Pájaros en la boca es una compilación de quince cuentos. La narración se detiene en detalles, ambientes y las reacciones naturales frente a sucesos inesperados.

Schweblin compone construyendo el relato con arte y precisión, lo que invita a volver sobre las páginas para recorrer la trama y completarla con el significado de nuestra propia visión.  Silvia Bonetti

Samanta Schweblin en Cuentomilibro.com habla de Pu00e1jaros en la boca

Pájaros en la boca
Samanta Schweblin
Literatura Random House
139 páginas
Samanta Schweblin en Wikipedia

Samanta Schweblin nació en Buenos Aires en 1978. Su primer libro, El núcleo del disturbio (2002) obtuvo el premio Fondo Nacional de las Artes. En 2008 le otorgaron el premio Casa de las Américas por Pájaros en la boca, traducido a trece idiomas y editado en más de veinte países. Becada por distintas instituciones, vivió en México, Italia, China y Alemania; actualmente reside en Berlín, donde dicta talleres literarios en español.
Cuando Samanta tenía doce años dejó de hablar. No fue porque tuviera algún problema psicomotor o en sus cuerdas vocales, sino porque la superaba la enorme diferencia entre lo que ella quería decir y lo que entendía la gente. Samanta y el lenguaje no eran amigos. Hasta que aprendió a dominarlo con una herramienta mágica: la literatura. «La literatura me dio la oportunidad de poder manipular el lenguaje con una pinza casi científica, aunque tome días, meses, años para decir exactamente lo que quiero decir».

Vota esta nota

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación / 5. Recuento de votos:

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Publicado en:

Deja una respuesta