La sylphide – Intérpretes: Herman Cornejo (American Ballet Theatre), Macarena Giménez, solistas y Ballet Estable del Teatro Colón – Dirección: Paloma Herrera – Coreografía: Pierre Lacotte, según Filippo Taglioni – Música: J. Schneitzhoeffer – Orquesta Estable del Teatro Colón – Dirección musical: Tara Simoncic
Cuando en 1974 Pierre Lacotte montó La sylphide para el Ballet del Colón, la pieza fundamental del romanticismo hizo su entrada triunfal en el repertorio de la compañía. Estrenada en 1832, la obra fue el puntapié (nunca mejor dicho) inicial para el uso de las zapatillas de punta, que permitió transformar a la figura femenina en un ser irreal, alado, modelo del período. La maquinaria teatral, llena de trucos y trampas escénicas, contribuyó a crear esa fantasía mediante sílfides cruzando el escenario en raudo vuelo, o la protagonista esfumándose por la chimenea.
A 45 años de la première local, La sylphide sigue transportándonos a ese mundo mágico y mantiene su encanto intacto. Si bien son aún inolvidables las actuaciones de Ghislaine Thesmar, Michaël Denard (estrellas del Ballet de la Ópera de París) y nuestra Alicia Quadri en los protagónicos del estreno argentino, ha habido muy buenos elencos en las reposiciones posteriores, y el que hoy nos ocupa es uno de ellos.
La principal del American Ballet Theatre (ABT) Misty Copeland fue convocada para encarnar a la sílfide, pero por una lesión debió ser reemplazada por Macarena Giménez, joven artista local que desde hace tiempo viene demostrando su talento y, paulatinamente, va adquiriendo madurez escénica. Su actuación estuvo signada por un minucioso estudio del estilo y del espíritu de la obra, y el virtuosismo no fue un problema para Giménez, que se llevó merecidos aplausos.
El bailarín argentino Herman Cornejo, que este año festejó veinte años como integrante del ABT, demostró nuevamente que es un artista con todas las letras, que reúne dotes actorales y gran solvencia técnica. Fue un placer reencontrarlo en el escenario del Teatro Colón. Ambos, junto a Camila Bocca –que encarnó con dulzura a Effie, la novia abandonada- ofrecieron un hermosísimo pas de trois, el momento culminante del primer acto.
Edgardo Trabalón actuó eficazmente como Gurn, e Igor Gopkalo fue una convincente bruja Magda. En el Petit pas de deux se lució la impecable Natalia Pelayo, junto a David Gómez. El cuerpo de baile fue correcto en ambos actos.
Nuevamente se confió -sin necesidad- a manos extranjeras la dirección musical. La Orquesta Estable mostró algunas falencias en el sector de los bronces. Patricia Casañas
Fue el 25 de agosto de 2019
Teatro Colón
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