KARIN LECHNER y NATASHA BINDER, una toca como es

Madre e hija se expresan en el teclado y en la pantalla

Las pianistas Karin Lecher y Natasha Binder, madre e hija, pertenecen a una familia insignia en el mundo musical. De Raco, Westerkamp, Tiempo, Lechner, y ahora Binder, son apellidos queridos y respetados entre los pianistas.

El concierto brindado por ellas se complementa con imágenes de la película La calle de los pianistas de Mariano Nante, transmisión en directo desde el teclado, videos y fotos de la historia musical y familiar de ambas intérpretes.

El programa comenzó con dos de las Kinderszenen Op. 15 de Robert Schumann, Extraños países y personas interpretada por Natasha y Ensueño por Karin. Una simple pero eficaz puesta de luces destaca a cada pianista por detrás de una enorme pantalla-telón transparente que, cubriendo todo el escenario, presenta videos de la infancia y primeros pasos pianísticos de ambas.

Siguió luego el punto mas alto de la presentación, la célebre Fantasía en fa menor para 4 manos Op. 103 de Franz Schubert. Compuesta en 1828, año de la muerte de Schubert, se trata de una de sus obras más importantes. Fue estrenada por el propio compositor y consta de 4 movimientos interconectados, que se interpretan sin pausa entre ellos.

En un momento de la película, Natasha y su madre hablan sobre la carrera, la personalidad y de cómo esta se traduce en la manera de tocar. “No tenés por qué que ser como yo” dice Karin. Esto es obvio para Natasha: “La manera de tocar de una tiene que ver con la manera de ser”. Y queda clarísimo al escucharlas.

Karin Lechner es una panista brillante, precisa, experimentada, con amplitud de sonido, expresiva y con fuerza. Se percibe que está en un gran momento y adora tocar con su hija, a quien cuida y sostiene constantemente, pero sin limitar ni ceder nada de su propia ejecución. Natasha, ya con 18 años, tocó el “primo” de la Fantasía y, si bien lo hizo correctamente, no estuvo al nivel de su madre. El resultado, mas allá de algún pianissimo o rubato inesperados, fue satisfactorio y pudimos disfrutar de una buena versión de esta gran obra.

Los nocturnos Nuages y Fêtes de Claude Debussy, transcriptos por Maurice Ravel para dos pianos, fueron un excelente cierre para la primera parte. Estuvieron plenos de colores, efectos y climas. Ambas pianistas funcionaron en bloque perfecto.

La segunda parte comenzó con La poupèe (Jeux d´enfants #3 ) de Georges Bizet, para luego pasar a las desafiantes Variaciones sobre un tema de Paganini de Witold Lutoslawski. El compositor polaco más importante de su generación se mantuvo fiel a la estructura original de la obra. Cada variación es claramente reconocible. Lutoslawski introduce ingeniosos efectos pianísticos para equiparar las proezas que deben realizar los violinistas. Karin y Natasha estuvieron a la altura de estas dificultades, ofreciendo una gran performance.

Seguidamente Karin interpretó el Preludio Op. 2 #5 en Sol Mayor de Rachmaninoff, acompañada de imágenes, en un momento que resulto perfecto. Llegó después el bloque final del concierto con tres obras de Pablo Ziegler: Elegante Cayenguito (con bellas influencias de Piazzolla y de Salgán), Milonguita y Asfalto.

Este último segmento fue complementado con un mágico contraluz logrado con artefactos Leko colocados en el piso. Proyectaban las siluetas de las pianistas y sus pianos en las famosas paredes laterales inclinadas que conforman la caja del escenario. Hicieron un bis: Brasileira, de Scaramouche, de Milhaud, cerrando una preciosa noche. Martín Roig

Fue el 2 de noviembre 2018
Teatro Coliseo
Marcelo T. de Alvear 1125 – Cap.
(011) 4816-3789
Nuova Harmonia

 

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