Hablamos con Juan Miguel Carotenuto sobre el lanzamiento de su último disco: Diverso Mundo, ya disponible en Spotify. El músico marplatense, que hoy reside en La Plata, nos cuenta de sus comienzos en una familia de artistas y cómo llegó a ser multi-instrumentista (en su disco grabó las voces, las guitarras españolas, las baterías y gran parte de los bajos). También de los otros músicos que lo acompañan en este segundo trabajo discográfico como solista, de letras profundas y composiciones cuidadas, una verdadera ocasión para refugiarse en bellas melodías, tan necesaria en los tiempos que corren.
Con una unidad en el estilo, Diverso Mundo recorre varios géneros, como su nombre lo indica; resulta un trabajo muy logrado, donde el espíritu del artista nos habla en un tono íntimo, despojado de artificios. La voz de Juan Miguel Carotenuto se siente genuina, como una voz amiga.
¿Cómo fueron tus primeros pasos en la música? Contanos de la experiencia tocando en la banda de tu padre, Luis Caro.
Mis primeros pasos en la música tienen mucho que ver con mi viejo, y en especial con su profesión de músico independiente. A principios de los noventa, él ensayaba en casa con un bandón que lo acompañaba, en el que estaban tres de los músicos más increíbles de Mar del Plata: Jorge Armani en Guitarra, Alfredo Facciolo en Bajo, y Javier Puyol en Batería. Yo alucinaba con la bata, y siempre que podía me ponía a tocarla con lo que tuviera a mano. Años después comencé a estudiar ese instrumento con Javi que es un musicazo de aquellos y un gran amigo con el que hemos compartido mucha vida. Luego la vida me dio la oportunidad de estar en su lugar y acompañar a mi viejo en la batería o la percusión. Siempre fue una experiencia hermosa y de mucho aprendizaje para mí. Tuvimos la suerte de grabar tres discos juntos, y espero vengan muchos más.
¿De qué modo has seleccionado los más de 20 músicos que colaboran con vos en este disco?
Esa selección de músicos y músicas surgió de dos aspectos. El primero tiene que ver con lo que sentía que necesitaba cada canción en cuanto a energía, instrumentación y sonido; y el segundo con el universo de seres que me rodea, ya que con todos los músicos y músicas que participan en Diverso Mundo compartí proyectos musicales y vida.
¿Qué temas prevalecen en tus letras?
Si bien son variados y diversos, como la música que las acompaña, suelo manejarme entre los temas relacionados al existencialismo, al amor (en todas sus formas) y a la desigualdad social.
¿Cuál fue tu primer contacto con la guitarra española y cómo es tu relación con ella?
Fue a los 16 o 17 años de edad, y fue un amor muy profundo desde el primer contacto, el cual se hace más fuerte cada día. Tanto mi viejo como mi hermano son guitarristas. Me crié viéndolos. Aprendí con la guitarra española de mi viejo, y con amigos que me pasaban algunos acordes, riffs, o melodías, en general de rock, funk, reggae, o jazz, que era lo que más tocaba como batero en esas épocas. Desde el primer momento comencé a componer y a armar mis temas, que durante mucho tiempo fueron instrumentales. Había algo de la intuición y la pasión que me despertaba ese instrumento, y durante muchos años fui autodidacta. El amor fue tan fuerte que me dormía tocando. Más de una vez me encontraban en el sillón o en la cama con la guitarra encima, totalmente dormido, y el acorde armado en la mano izquierda.
Sos multiinstrumentista y has grabado voz, baterías, guitarras y bajo en un mismo disco. ¿Cómo has llevado a cabo esta hazaña?
Desde chico toco y estudio la batería y siempre fue “mi” instrumento por llamar de alguna manera. Con la guitarra también tengo un lazo fuerte y de varios años. Con la voz empecé una relación más fuerte y fluída en el momento que comencé a ponerles letra a mis canciones. No fue algo fácil ni natural, pero siempre sentí que tenía que hacerme cargo de esa situación de cantautor. Estudié un año con Mariangeles Betervide, gran cantante y docente, y a medida que pasaba el tiempo me sentía cada vez más cómodo y a gusto con ese rol. El bajo siempre me gustó mucho como instrumento y lo usé un montón durante la carrera facultativa. Al no tener batería como instrumento, toqué mucho el bajo y la guitarra.
¿Qué nos podés decir de los aspectos técnicos del disco (grabación y masterización)? ¿Y el arte de tapa?
Con respecto a la grabación y la mezcla tuve la suerte de que me acompañara Gabriel Virga, que es un excelente profesional del audio, con quien me sentí muy a gusto, y se comprometió de lleno desde el primer momento en el que le mostré las maquetas. Con él también trabajamos en los discos Mareas y País Semejante de Luis Caro (mi viejo), en el que grabé las baterías y fui el productor musical. La masterización de Diverso Mundo la hizo el reconocido ingeniero en sonido Juan “Cana” San Martín, que hizo un laburo bárbaro y con mucho compromiso al igual que Gabriel. Con ambos cuidamos la excelencia en el proceso, y la atención necesaria en cada sonido.
El arte de tapa y toda la parte visual del disco estuvo en manos de Florencia Alonso, una excelente artista de la ciudad de Berisso con quien hemos compartido otros proyectos, como el audiovisual Tejiendo Sentidos. Para Diverso Mundo encontró en los papeles afiche, una unidad conceptual que atraviesa toda la obra, y le da una identidad visual al disco.
¿Cómo evolucionó tu carrera desde el primer disco hasta este segundo trabajo discográfico?
Fue una evolución constante y muy intensa, nutrida por todas las facetas del hacer musical que me atraviesan: el estudio, la docencia, los proyectos, las grabaciones, la composición, etc.
¿Te propusiste que en Diverso Mundo confluyeran el rock, el jazz, la música latinoamericana y la fusión?
No, la verdad que no es algo pensado o premeditado. Tiene que ver con que me gustan muchísimos estilos o géneros musicales, y no establezco jerarquías entre los mismos. Simplemente disfruto de escucharlos o tocarlos a todos por igual.
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