I-Ching – Actúan: Luciana Caisutti, Catalina Cofone Polack – Iluminación y Espacio: Estefanía Piotrkowski – Vestuario: Marisol Castañeda – Dramaturgia y Dirección: Catalina Piotti
Amelia y Leticia dialogan, pero tras sus palabras permanece el misterio. Sabemos poco de ellas y nos preguntamos si el I-Ching -elemento importante en la obra- podrá orientar sus vidas. Entre recortes cinematográficos que nos hacen volver a creer en el amor, estos dos personajes mantienen un rico intercambio. Leticia (Catalina Cofone Polack) es dramaturga, busca inspiración en la locura, el azar: su escritura fluye como un manantial sin control. Amelia (Luciana Caisutti), quizás un personaje ficticio, quizás una vecina o compañera, muestra su fe inquebrantable en el amor. Leticia, en cambio, evidencia una postura más escéptica.
Todos podremos reconocer fragmentos de la película Perdidos en Tokio o de Kill Bill que son proyectados sobre el escenario. Los dibujitos animados también forman parte de este collage cinematográfico donde coinciden los clásicos del cine con producciones más recientes. El texto de Catalina Piotti – dramaturga y directora- parece, asimismo, tener la trama de un collage, con conexiones imprevistas. Esta trama se va armando y desarmando azarosamente, como se forman las figuras del I-Ching.
No hay que tener miedo a lo imprevisto. El espectador se verá sorprendido durante la función y por momentos podrá perderse, como esos personajes en las calles de Tokio que no saben muy bien dónde están ni hacia dónde se dirigen. Los carteles, en otro idioma, parecen desorientar más de lo que ayudan a encontrar el rumbo. Como puede suceder con el célebre oráculo.
Escribir un guion es como entablar una amistad con esos otros seres imaginarios. La dramaturga se nutre de la sabiduría de este oráculo ancestral y también de este misterioso personaje de Amelia. Con buenas intérpretes, la historia encuentra su final en el momento menos esperado. Quedará en manos del espectador imaginar cómo puede seguir este diálogo entre el cine y el teatro, entre la fantasía y la realidad, entre el mundo concreto y los mundos que imaginamos. Será el momento para el despegue, para volar y seguir soñando.
I-Ching trata de eso, de intentar seguir las derivas del azar, sin perder el horizonte. La propuesta es disfrutar de la sensación de saber que no hay rumbo fijo: en la vida y en la escritura no hay nada permanente; todo es cambio y está bueno perderse. Milly Vázquez
Domingos a las 20.30
Teatro Border
Godoy Cruz 1838 – Cap.
(011) 5236-6183
border.com.ar
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Instagram: @iching.teatro
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