Presentada por la Organización Clásica del Sur -que dirige el maestro Cesar Tello– La Cenerentola, de Gioachino Rossini, es una comedia tan ligera y relajada como musicalmente complicada. En esta versión la madrastra ha sido sustituida por el padrastro, Don Magnífico, y el hada madrina por Alidoro, el tutor del príncipe.
Siete solistas de notable calidad elegidos no sólo por el color de la voz sino por su capacidad, corporizan los personajes del cuento. Lidice Robinson es una Cenicienta que tiene la voz e incluso la coloratura ideal, aunque en la interpretación resulta un tanto lineal, considerando la transformación que debe abordar el personaje.
Expresión y gesticulación hacen todo en una comedia exagerada como esta. Es aquí donde Clara Pinto y Anahí Fernández Caballero -interpretando las hermanas Clorinda y Tisbe- brillan vocal e histriónicamente atrapando la atención en cada movimiento escénico. En el parejo elenco también se destaca Javier Martínez quien interpretó a Dandini en un exigido papel, muy seguro de su emisión y con una simpatía única. El coro masculino estuvo correcto en su interpretación, con cuidados desplazamientos escénicos.
La escenografía simple, funcional y atractiva utiliza recursos de multimedia con proyecciones que ambientan los principales espacios. Sin embargo, no se resuelve el objetivo y hay prolongados baches en los cambios de cuadros. La orquesta de cámara de la Asociación Clásica del Sur, formada por cuerdas, maderas y bronces sonó muy correcta, en una propicia invitación a redescubrir esta pieza. Sergio Boaglio
Fue durante julio 2014
Alliance Française
Teatro Luz y Fuerza
Perú 823 – Cap.