Actúan: Guillermo Arengo, Ezequiel Díaz, Dolores Fonzi, Cecilia Roth – Músicos: Julián Rodríguez Rona, Fernando Tur – Vestuario: Alicia Macchi, Ana Markarian – Escenografía: Alicia Leloutre – Iluminación: Matías Sendón – Música: Fernando Tur – Autoría y Dirección: Martín Flores Cárdenas
Un sillón de tres cuerpos, unas butacas altas, un butacón giratorio y un piano conforman los contados elementos que presenta la limitada puesta. Así, como el mobiliario, son las emociones que brinda esta comedia dramática del autor y director Martin Flores Cárdenas, quien ha sabido diferenciarse y destacarse en el teatro off, aunque su viaje al circuito comercial da como resultado un bocado difícil de digerir. El texto es rico en metáforas y giros inesperados, pero carece de encanto y deviene apático.
Son cuatro historias, contadas en primera persona, como singulares unipersonales, por cuatro heterogéneos personajes. Hay un joven en desenfrenada búsqueda de su padre, una mujer adulta perseguida por sus propios fantasmas y adicciones personales, una joven prostituta rosarina que trata de sobrevivir a su profesión con los peligros que entraña la calle, y un policía a quien no le apasiona investigar asesinatos. El inicio es lento y desconcertante, con oscuridad en el relato que eleva la crueldad de una sociedad hostil y mezquina. El público se dispersa y hasta se lo ve incómodo durante el transcurso de la obra. Solo al final podrá descifrar cómo las historias confluyen en binomios cruzados, aunque ya es tarde para que salgan airosas.
Un elenco de reconocidas figuras trata de rescatar lo intrincado de las narraciones. Dolores Fonzi se destaca en el rol de una meretriz, con chispeante simpatía y sensualidad. Guillermo Arengo, espontáneo y astuto, genera los momentos más divertidos dentro de la fatigosa dinámica reinante. Dos talentosos músicos, Fernando Tur y Julián Rodriguez Rona, con diferentes instrumentos, crean climas con bellas melodías en cada situación plasmada, pero aciertan más en sus breves participaciones actorales. Matías Sendón ilumina impecable y creativamente.
Entonces la noche se pierde en la oscuridad de si misma, eclipsando un muy buen cuarteto actoral. Cristian A. Domínguez
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