BAJO UN MANTO DE ESTRELLAS, elegante e irreal

Retorno porteño de un imperdible texto del irreverente Manuel Puig

Bajo un manto de estrellas – Actúan: Maru Garbuglia, Eduardo Iacono, Mirta Katz, Natalia Miranda, Fabricio Rotella – Vestuario: Paula Molina – Escenografía: Ariel Vaccaro – Iluminación: Matías Sendón – Música: Carmen Baliero – Coreografía: Marcela Robbio – Autoría: Manuel Puig – Dirección: Alejandro Vizzotti

Bajo un manto de estrellas, escrita durante una estadía del autor en Brasil, fue presentada en Buenos Aires durante 2013, con dirección de Manuel Iedvabni. Los personajes de Puig son como las máscaras del teatro griego que pueden ser  varias personas al mismo tiempo, en un producto teatral  de género indefinible que recorre temas diversos:  búsqueda de identidad, deseos insatisfechos, la mirada de los otros, etcétera. En ella, las cosas más descabelladas suceden con la mayor naturalidad.

La acción nos lleva al casco de una estancia de la provincia de Buenos Aires a mediados del siglo pasado, donde un grupo de personajes queda atrapado. Llega una pareja que huye de la policía, perseguidos por una serie de robos de joyas. Entonces los roles se superponen y aparecen nuevos personajes sobre distintas máscaras, en un crisol que abarca lo popular, lo experimental y lo convencional. El espacio asfixiante, diseñado por el escenógrafo Ariel Vaccaro contiene  elementos de una realidad geográfica y temporal que deja de serlo con el decurso de la acción  en el ritmo vertiginoso que le imprime el director Alejandro Vizzotti.

 Varios elementos nos alejan de la realidad: la utilización del uso castizo del idioma en el que importa más la música del habla que la palabra en sí, los movimientos coreografiados de los actores que nos recuerdan las películas de Hollywood de los años 40, los personajes muertos que reaparecen, la música de Carmen Baliero que nos aleja del presente con sus creaciones, y la iluminación de Matías Sendón que contribuye virtuosamente a realzar los elementos irreales de la escena.

Párrafo aparte merecen las tres actrices y los dos actores multiplicados en sus personajes y en los distintos estados de ánimo de cada uno. Injusto sería individualizarlos porque son soberbios en sus actuaciones y en la química que destila entre ellos en función de la obra. En resumen: una obra que valió la pena recuperar y merece ser conocida por otros públicos. Estela Telerman

Domingos a las 20
El Camarín de las Musas
Mario Bravo 960 – CABA
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