BOQUITAS PINTADAS, bailar la palabra

Imágenes cinematográficas en magnífico trabajo de Oscar Araiz y Renata Schussheim

Boquitas pintadas, sobre la novela de Manuel Puig – Coreografía: Oscar Araiz – Vestuario: Renata Schussheim – Sonido: Edgardo Rudnitzky – VocesHeber Brugo, Betty Couceiro, Mario Filgueira, Alejandra Flechner, Divina Gloria, Griselda Guisarri, Víctor Laplace, Mausi Martínez, Andrea Politti, Pedro Segni,  Catalina Speroni, Alejandro Tantanian – Iluminación: Roberto Traferri – Escenografía: Alberto Negrin – Video: Matías Otalora – Reposición: Yamil Ostrovsky – Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín –  Dirección: Andrea Chinetti – Adaptación y Dirección: Oscar Araiz, Renata Schussheim

Las circunstancias sanitarias hicieron que la reposición de Boquitas pintadas coincidiera con el 90º aniversario del nacimiento de Manuel Puig (1932-1990). Planeada inicialmente para la temporada 2020 del Ballet Contemporáneo del San Martín, ni el Covid logró suspender los ensayos, que continuaron virtualmente y cuyo desarrollo el público pudo seguir on line. Un verdadero regalo fue meterse en esa cocina preparatoria de esta obra maestra de Oscar Araiz y Renata Schussheim (estrenada en 1997), escuchar las indicaciones a los bailarines, saborear la creación de primera mano.

Y llegó por fin el reencuentro en escena con este trabajo genial del coreógrafo. Seguramente este par de años colaboró para que los intérpretes pudieran decantar esa preparación, hacer propios los personajes y encarnarlos en el real sentido de esta palabra. El resultado fue deslumbrante.

La reconstrucción de una época situada entre 1934 y 1947, con sus hipocresías, limitaciones y prejuicios, contempla a la vez cierta ingenuidad inmersa en un mundo en el cual el cine y la radio canalizaban muchos de los sueños y deseos juveniles. De allí que Araiz apele a un lenguaje corporal y gestual que replica las voces grabadas, mediante parlamentos que son dichos con mímica por los bailarines y que son diálogos y párrafos extraídos con absoluta fidelidad de la novela de Manuel Puig. Precisamente cinematográficas son las imágenes que semejan tomas cenitales, como la escritura de las cartas por Nené, o el efecto de “rebobinado” donde el elenco desanda la coreografía del baile de la primavera. Son todos recursos afines al espíritu de Puig, amante del cine.

El contraste con la crudeza de los impulsos sexuales de los personajes de Pancho, la Raba y Mabel; el magnífico soliloquio de la gitana (estupenda Paula Ferraris); el regreso de Juan Carlos con su descriptivo discurso; la desgarradora escena final de la Raba (gran actuación de Lucía Bargados); la boda imaginaria de Nené y Juan Carlos (con la apelación a Tristán e Isolda de Wagner) y el conmovedor cierre, son viñetas de un todo magistral, insuperable, que nos habla de la inmensa sensibilidad y creatividad de Oscar Araiz.

El coreógrafo contó con la añeja complicidad de Renata Schussheim, tanto para la confección original de la obra como para la de un vestuario deslumbrante. Los bailarines demostraron ser excelentes actores: además de las mencionadas Ferraris y Bargados, fueron impecables Ivana Santaella como la pudorosa Nené; Fiorella Federico como Mabel, seductora y calculadora; Carolina Capriati, la viuda que amó a Juan Carlos en sus últimos días; y Emiliano Pi Alvarez y David Millán en los roles masculinos.

Bailar la palabra: así puede resumirse el estilo de Araiz para encarar este texto que respira sensaciones. Hacen falta más obras del coreógrafo en los repertorios de las compañías estatales, para que la joven generación pueda absorber tan ricas experiencias. Patricia Casañas

Viernes a domingos a las 20
Teatro San Martín
Corrientes 1550 – Cap.
0800-333-5254
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