Hay un lugar – Voz y guitarra: Julián Oroz – Piano, guitarra, coros, melódica: Charly Valerio – Coros, bongó, tumbadoras, caja chayera: Nicolás Soares Netto – Coros: Juani Rashplash, Viviana Ghizzoni Pandeiro, Víctor Borgert – Artista invitada: Inés Errandonea
De este lado y del lado opuesto, el Río de la Plata evoca misterios; y esos misterios se vuelven sones, cuerdas, percusión. Dan a luz cantares de aquí, de acá y de acullá. Es aquel lugar donde uno, no importa en cuál de las dos riberas se encuentre, puede volver para hallar refugio y solaz. Como lo ha hecho Julián Oroz, que plasmó en Hay un lugar, su más reciente álbum, esas ráfagas de soledades, presentes, pasados y regresos.
Hay un lugar, disco de Julián Oroz
Grabado entre finales de 2019 y finales de 2020, es el cuarto álbum del artista nacido en Buenos Aires y que hace gala de evidentes influencias de artistas rioplatenses como Jaime Roos, Jorge Drexler y María Elena Walsh, y trascendiendo la cuenca del Plata, de Juan Luis Guerra. Oroz, cuyo estilo exhibe claras muestras de fusión de ritmos de América Latina, grabó La importancia (2014), Centellas (2016) y Ternura (2018). Su nuevo trabajo continúa exquisitamente en esa misma línea que lo identifica.
Los siete temas de este álbum son encabezados por el epónimo Hay un lugar, que recuerda los varios lugares de la vida que brindan seguridad y con los que uno puede identificarse en todo momento. Los ritmos de cumbia iluminan el tema La luna alumbra, en honor al astro que no solo da su bella luz sino que acompaña en la soledad. La capital del país hermano está presente para el romance de Febrero en Montevideo, ideal para recordar a los mencionados Jaime (Ross) y Jorge (Drexler). El pasado es ese ente siempre escurridizo que no obstante añoramos y nos hace aferrarnos a los afectos.
El tinte contemplativo se continúa en Yo creo, canción que reflexiona en las muchas dudas y las pocas certezas que dejamos en el paso por esta vida. Al tono casi en clave de súplica de Para bien o para mal sigue, para cerrar el álbum, el frutal festivo El sabor de las peras. Son siete bonitos temas concebidos en un tiempo donde el alma intenta hallar sosiego. Incluso en la crispada lejanía del gran charco, símbolo de extrañeza y también refugio. Viviana Aubele
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