Todos los 31 de octubre las escuelas evangélicas de nuestro país suelen cerrar sus puertas en conmemoración de un nuevo aniversario desde que Martín Lutero clavó en la entrada de la Universidad de Wittenberg, Alemania, sus 95 tesis. La Reforma Protestante va por su aniversario número 503, y su legado está vigente. Se trató de un acontecimiento histórico que trascendió lo religioso, y cuya génesis precede y excede la cuestión de la venta de indulgencias que tanto irritaba a Lutero. Eduardo Tatángelo es pastor, profesor de historia y licenciado en teología; tiene además un doctorado en ciencias sociales. Sergio Richaud es también licenciado en teología y pastor. En 2017, en el marco de los 500 años de la Reforma, lanzaron Para comprender la reforma protestante, una obra de cuatro secciones en donde el lector puede hurgar en todo el complejo histórico, político, social y religioso que fue el germen del más grande cisma religioso después del de Oriente.
El prólogo sienta el propósito del libro: el de comprender y acaso hacer carne lo que la Reforma Protestante significa en nuestro contexto histórico-teológico latinoamericano, y aportar herramientas que lleven al lector a un entendimiento más completo de este proceso histórico que marcó un antes y un después en la vida de la cristiandad: “…las ideas de la Reforma nos ayudan a entender no sólo la iglesia, o la religión de su tiempo y del posterior, sino que son una clave más para comprender la modernidad de la que todos hemos llegado a formar parte”.
La primera sección aborda el aspecto histórico de la Reforma, ese suceso de fines del Medioevo con sus transformaciones en prácticamente todos los planos de la vida humana y que no fue algo aislado. Se ofrece un panorama geopolítico de la Europa de la época, y se trata el tema del descubrimiento de América y cómo afectó este hecho a la espiritualidad de entonces, además de, por supuesto, las múltiples consecuencias que las nuevas tierras trajeron a la vida europea. Aborda también la cuestión de los movimientos nacidos en el seno de la iglesia, a la sazón tildados de heréticos pero que acaso buscaban un regreso al cristianismo de los primeros siglos, y cuánto tuvo que ver la escolástica con la Reforma.
La segunda sección ofrece “cuatro explicaciones buscando una Reforma”. Por un lado, la explicación moral: corrupción del clero, una teología rebuscada y alejada de la piedad, la pobre o nula instrucción del clero secular. Sigue una explicación socioeconómica: cuestiones como el surgimiento de la burguesía y la aparición de la banca que fueron desplazando la idea más “corporativa” de la vida piadosa que subordinaba la adquisición de ganancias a la preocupación por la salvación. En esta parte los autores realizan una conexión con Max Weber, en el sentido que este fue el primero en vincular desarrollo capitalista con protestantismo. Luego, la explicación política: las disputas entre el papa Clemente VII y Carlos V de Alemania, el conflicto con el monarca inglés, Enrique VIII, y la autonomía de algunos estados europeos. Por último, la explicación teológica: la comparecencia ante la Dieta de Worms de Lutero, cuya intención estaba lejos de realizar un quiebre total con la Iglesia católica, y los esfuerzos del monje alemán de que su iglesia (la católica) volviera a sus fuentes.
La tercera sección trata de las distintas “reformas” hijas de la Reforma Protestante; es decir, aquellas vertientes que surgieron en aras de reformar la iglesia medieval, y del origen del término “protestantismo. Cuenta qué se entiende por Reforma Magisterial, promovida por los príncipes y fue la base del nacimiento de las iglesias nacionales -unidas por vínculos idiomáticos, culturales e históricos- con un programa moderado de reformas en particular en el plano litúrgico. Se cuenta el papel de Juan Calvino en todo esto y su preocupación por la falta de cambios palpables en la vida de los fieles, y la constante injerencia de los príncipes territoriales en las cuestiones eclesiásticas. Trata el enorme legado teológico de Calvino y la cuestión de los anabaptistas, que son incluidos dentro del espectro de los reformadores radicales (que anhelaban un corte total con Roma) en contraste con los reformadores magistrales como Lutero y Calvino.
La cuarta y última sección plantea si lo que surgió a partir de octubre de 1517 fue una iglesia “nueva” o no. Se analiza el principio de ecclesia reformata semper reformanda est (la iglesia reformada siempre se está reformando) y cómo este debe siempre subordinarse a la autoridad de la Palabra de Dios. Trata, además, de la cuestión de la salvación, cómo afectó esta al proceso de la Reforma, y cómo también confrontó al mismo Lutero con su propia condición espiritual, cuya solución el monje alemán halló en las Escrituras. El tema de las Escrituras se aborda a continuación en conexión con la interpretación privada de la Biblia y qué riesgos puede suponer.
Se comenta cuál fue la relación no siempre armónica entre Lutero y Ulrico Zwinglio y sus puntos de vista sobre la predestinación versus el libre albedrío y el papel que juegan las obras en el proceso de salvación. Finalmente, un capítulo dedicado a Solus Christus, en que se trata la importancia de que las Escrituras fueran finalmente accesibles a todos para recuperar la historia de Jesús narrada en los Evangelios, y otro a Soli Deo Gloria, un corolario doxológico que rompe con la dicotomía entre lo secular y lo sagrado. En este último apartado, los autores aportan otras solas: la introducción del concepto de libertad de conciencia en la mentalidad tardo-medieval; la comunidad de fe y el llamado de los reformadores a que cualquiera pudiera ejercer su fe sea cual fuere su vocación; y el seguimiento a Cristo como una marca registrada que distingue a la iglesia, y la profesión de la fe en un mundo complejo.
Cada capítulo cuenta con dos epígrafes -una es una cita bíblica y la otra refiere a figuras como Lutero, Zwinglio y otros- y termina con una serie de preguntas para ser planteadas y debatidas en cada comunidad de creyentes. Al final del libro hay un apéndice con datos sobre los protagonistas de la Reforma, otro con un glosario, y un tercer apéndice con frases célebres de los reformadores, y una tabla cronológica de los hechos. Para comprender la Reforma Protestante es un acierto conjunto de Eduardo Tatángelo y Sergio Richaud y un apropiado puntapié inicial para quien desee saber de qué se trató la Reforma y cuál es su importancia para nuestro tiempo. Viviana Aubele
Para comprender la Reforma Protestante
Eduardo Tatángelo y Sergio Richaud
Tapa blanda
220 páginas
Editorial Puma
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