Actúan: Débora Palladino, Malena Pérez Bergallo, Jorge Tomas, Pablo Toporosi, Hernán Vazquez – Coros: Brian De La Fontaine, Nicolás Díaz – Vestuario y Escenografía: Damián Trotta – Iluminación: Fernando Chacoma – Música: Bernardo Francese – Dramaturgia y Dirección: Nicolás Blandí
Siempre se dice que la música une, noble cualidad que -no importa donde ni cuando- acerca a las personas de forma mágica. Y también nos permite viajar en el tiempo, al escuchar una canción, trasladándonos al pasado para revivir vivencias de mejores momentos. Esta obra plasma eso, un nostálgico treintañero nos permite husmear en su pasado, donde reinaban amistad y buena música en un grupo de melómanos amigos.
La muy divertida dramaturgia de Nicolás Blandí, poblada de ricos y queribles personajes, encuentra dinámica y vivacidad en su propia dirección. Justamente, Blandí permite que el personaje principal juegue de director en vivo en la pieza, recurso que potencia y agudiza la atención del espectador. Los jóvenes intérpretes son muy naturales e histriónicos. Como una novia motoquera, sobresale Débora Palladino, con fuerte carácter y rebelde discurso. Y Hernán Vázquez se maneja con gran ductilidad entre la comicidad y el drama.
El cuidado vestuario representativo de los años 80, la buena iluminación y apropiados elementos escenográficos, potencian la trama. A esto se suma la música de Bernardo Francese, que permite subrayar el clima nostálgico en la puesta. Esta segunda creación de Blandí es una grata sorpresa para el teatro off. Desiguales relaciones, velados secretos y chispeantes personajes deleitan al público de principio a fin, con sencillez y sin golpes bajos. Realmente recomendable. Cristian A. Domínguez
Viernes a las 21
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