La violinista, particularmente notable, es Carolin Widmann y ya había estado hace tres años en Buenos Aires, también para el ciclo del Mozarteum Argentino, junto con la Filarmónica de Dresden. La cellista se llama Marie-Elisabeth Hecker, y es una intérprete que trasluce una gran sensibilidad musical. Completa el ensamble el prestigioso Martin Helmchen, en el piano. Juntos adoptaron el nombre de Trío Osmanthys, y fueron presentados en su momento por los organizadores de la temporada del Mozarteum como uno de los atractivos especiales de la programación de este año. Y ciertamente el trío alemán no defraudó en absoluto, muy a pesar de que en la sala del Teatro Colón llamaron la atención los numerosos espacios vacíos, tanto en las plateas como en los palcos, que no le hicieron justicia a la alta calidad de los intérpretes.
El programa, muy bien establecido y particularmente atractivo, estuvo centrado en tres obras de corte romántico, dos de ellas centrales en lo que hace al repertorio de la formación, y la tercera una interesante curiosidad: la breve pero preciosa pieza titulada D’un matin de printemps, de la compositora francesa Lili Boulanger, que abrió la velada. Compuesta en 1918, se trata de uno de los últimos trabajos de quien fuera hermana de la famosa pedagoga Nadia Boulanger. Lili falleció muy joven, con apenas 24 años de edad, pero alcanzó para consagrarla, por ejemplo, como la primera compositora mujer ganadora del prestigioso Grand Prix de Rome.
La primera parte del recital del Trío Osmanthys se completó con el segundo Trío de Johannes Brahms, su opus 87, que el propio compositor, quien era usualmente crítico en exceso respecto de su propia producción musical, entregó orgulloso a su editor Fritz Simrock en 1882, con estas elocuentes palabras: “Muy probablemente no hayas publicado nada parecido a esto en los últimos diez años”. Y es muy posible que fuese cierto, pues se trata de una obra magnífica, que permitió a los músicos, especialmente a las cuerdas, lucir una sensibilidad exquisita.
Luego del intervalo, la segunda parte estuvo dedicada al emblemático Trío Dumky de Antonin Dvorák, una obra en seis partes, publicada al igual que el trabajo de Brahms también por Simrock, aunque ya en 1894. En este caso la composición no responde al modelo tradicional del trío, sino que se basa en una serie de elaboraciones sobre una música popular ucraniana que es la dumka, caracterizada por alternar entre la melancolía y la euforia. Dvorák pinta en su partitura no solamente su idiosincrasia, sino también el espíritu de la cultura eslava, y no es casual que esta obra haya sido a menudo descripta como una celebración de la patria bohemia.
El bis de rigor estuvo dedicado a los aires vieneses, a través de una marcha de Fritz Kreisler, tras lo cual nos fuimos con una sensación de profundo placer y una idea en mente: a menudo la calidad de un concierto no tiene que ver con la fama o el renombre de sus intérpretes, que en este caso no eran tan conocidos o marketineros. Cada abonado decide luego si confiar o no en el buen criterio de los organizadores. En este caso valió sobradamente la pena, tanto por la selección de las obras como por el valor de sus intérpretes. Germán A. Serain
Fue el 28 de agosto de 2017
Teatro Colón
Libertad 621 – Cap.
(011) 4378-7100
mozarteumargentino.org
Integrantes del Trío Osmanthys en Wikipedia:
Carolin Widmann
Marie Elisabeth Hecker
Martin Helmchen
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