Paquito (la cabeza contra el suelo) – Actúan: Maiamar Abrodos, Lucía Adúriz, Matias Lopez Barrios, Nicolás Martin, Paola Medrano – Piano: Sebastián Sonenblum – Vestuario: Lara Sol Gaudini – Escenografía: Laura Copertino, Marcos Di Liscia – Iluminación: Facundo David – Coreografía: Mijal Katzowicz – Música: Teo López Puccio – Dirección musical: Dino Pérez – Dramaturgia: Natalia Casielles – Dirección: Juanse Rausch
En una pasarela imaginaria, personajes que marcaron su infancia en el pueblo y su llegada a la ciudad, aventuras e icónicas amistades que llegaron con su profesión de modisto y artista cuestionado, tocan las fibras más íntimas, potenciando su verborragia desafiante del devenir de su tiempo. En Paquito, la sala redonda, de bellos arcos, con un piano de cola como testigo distinguido, nos sumerge en el mundo glamoroso del protagonista. Para navegar en este universo el director Juanse Rausch, aprovechó la capacidad de artistas dúctiles que pisan fuerte en cada aparición.
En el elenco femenino, las primeras en aparecer en escena son sus tías, interpretadas por Maiamar Abrodos, Lucía Adúriz y Paola Medrano, quienes lo describen desde niño, dando inicio a la identificación de etapas de su vida. Las actrices son responsables de impecables actuaciones con distintos matices, que dan vida a divas del espectáculo, a su madre y abuela.
En el amor, los hombres, van y vienen, aquellos que tuvieron relación y los que no. Matías López Barrios, en una muy buena actuación, lleva al protagonista a estados de angustia, que la autora identifica con el humo violeta de su aura, al ser abandonado y ante la falta del brazo del amor.
Es impecable la actuación de Nicolás Martin, en su interpretación de Paquito. El actor atraviesa varios estados de ánimo, desde el desenfreno y la relación en el incondicional amor de la madre, pasando por distintas relaciones con sus amigas. Su voz y ademanes elegantes, así como su ironía, fortaleza y debilidades, le dan vida y lo sumergen en su vertiginoso universo.
La dramaturgia de Natalia Casielles, se basa en las memorias Jaumandreu, “la cabeza contra el suelo”. La escritora lleva en imágenes fotográficas un rico lenguaje poético, con usos y modos del tiempo en que vivió el diseñador, hilvanados en bellos diálogos, que no dejan frases libras al paso.
Por eso llama la atención la innecesaria utilización de palabras como “bienvenides” o “niñes” que nada tienen que ver con el lenguaje de entonces. En una obra basada en el amor, la transgresión, la ternura, la política y el desenfreno, de más están los modismos de la denominada “inclusión” de hoy.
La puesta en escena fluye en el espacio escénico entre luces, sombras y efectos especiales, con personajes que aparecen entre los arcos del fondo, tarimas móviles que realzan las apariciones y un gran sillón contenedor de la historia contada en diferentes momentos, mientras que la iluminación acompaña y atrapa al espectador de modo impecable, sin perder detalles.
En el piano, Sebastián Sonenblum, ejecuta e interactúa con los actores acompañando sus relatos y viste los climas de intimidad y conexión entre las escenas.
Está bien reflejado el vínculo con Eva Perón, a quien vistió, además de ser su confidente y amiga. Ella aparece entre voces y bruma, en los diálogos que la autora trae en poesía atrapante. La excentricidad y exposición ante la mirada de otros, los años en que vivió, el pedido de amor a cada paso en inteligentes diálogos, dan vida a un musical atrapante que transmite belleza y libertad. Sergio Boaglio
Se dio hasta fin octubre de 2023
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