Moscú – Actúan: Antonia Bengoechea, Alejandra Darín, Maia Francia – Vestuario y Escenografía: Paula Molina – Iluminación: Miguel Morales – Música: Sergio Vainikoff – Coreografía: Mecha Fernández – Autor: Mario Diament – Director: Daniel Marcove
Como ciertos anhelos, irse a vivir a Moscú para disfrutar de las atracciones de la vida en la gran ciudad, parece ser un anhelo efímero, un deseo que pronto será reemplazado por otros. Es que cuando los objetivos se consiguen, cuando aquello tan deseado se vuelve realidad, pierde interés para nosotros y nos ponemos nuevas metas que nos motiven. En el caso de las tres hermanas protagonistas de este drama, el anhelo queda siempre latente porque conseguirlo cuesta demasiado, porque son muchos los obstáculos, porque la vida va convirtiendo los sueños en pesadillas. Ellas viven en un pueblo donde no pasa nada y el aburrimiento es para estas mujeres el peor de los males.
Olga es la mayor de las hermanas y la única que trabaja; parece la más sabia, la más prudente y la que da buenos consejos. En su vida personal está frustrada porque no ha conseguido casarse, quizá es el precio que ha tenido que pagar por su independencia. Olga está interpretada por Alejandra Darín, quien nos ofrece un trabajo absolutamente conmovedor y demuestra su gran talento y oficio.
Su hermana Masha es rebelde, vive soñando con encontrar al príncipe azul y, aún casada, se permite seducir a otros hombres. Es que la vida de casada para ella es como una cárcel y hará todo lo posible por conquistar la libertad, incluso si tiene que romper con las normas morales de la época. Maia Francia le imprime fuerza y luminosidad a su personaje; consigue que Masha se muestre como una mujer con muchas contradicciones, todas aquellas que implican estar vivo.
Irina es la menor y la que más padece la aburrida vida que deben llevar. Ella quiere trabajar, pero cuando encuentra un trabajo, se decepciona. Tiene una propuesta de matrimonio que le permitirá conseguir lo que tanto anhela, ir a Moscú. Pero cuando todo parece resuelto, e incluso se resigna a una vida sin amor, un hecho inesperado complicará el camino hacia su objetivo. Antonia Bengoechea intepreta a Irina con enorme sensibilidad y carácter, haciendo de este personaje un ser querible que despierta empatía.
La obra es una versión libre de Las tres hermanas de Chéjov. Dice Mario Diament, su autor, que ha decidido retener la época, las circunstancias y el escenario original, pero ha optado por cambiar el rol ligeramente secundario que tenían las tres hermanas originalmente para darles un protagonismo absoluto. “En Moscú son las tres hermanas las que corporizan el zeitgeist (valores, creencias y aspiraciones de su tiempo) , sumado a la desesperanza que embarga sus vidas en vísperas de las grandes revoluciones que transformarían a Rusia”. Los otros personajes de Las tres hermanas aparecen mencionados en las referencias de sus conversaciones.
En Moscú hay un cuidado trabajo de dramaturgia donde los diálogos evidencian sutileza, pasajes poéticos, y parecen escritos por un orfebre que construye laboriosamente una pieza de joyería. Las metáforas abundan, las reflexiones dejan pensando, el drama descarnado asoma en toda su dimensión trágica. Desde la dirección, Daniel Marcove le da toda la agilidad que la pieza necesita, pero con el tiempo suficiente para detenerse en cada palabra, cada gesto, y en este sentido resulta impecable. Un inteligente uso de pocos objetos hace que la escenografía, si bien minimalista, sea funcional y correcta.
Las vidas de ellas quedan deshilachadas por el paso del tiempo, la juventud de Olga se pierde como por una gotera, los deseos que no se concretan dejan una cicatriz en sus vidas para siempre. Lo que no perderán es el hecho de ser hermanas, de poder derramar entre ellas sus penas y seguir anhelando, aunque lo que anhelen sea inalcanzable, porque de eso se trata la vida. Milly Vázquez
Se dio hasta fin 2018
Teatro El Tinglado
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