OMISIÓN, inconclusa expiación

Inquietante espejo de una realidad en el nuevo trabajo de La Congregación Teatro

OmisiónElenco: Natalia Coca, Cristián Ruiz, Johan Velandia – Coreografía: Aníbal Quiceno – Escenografía: Sebastián Jiménez – Vestuario: Ana Velandia – Iluminación: Maicol Medina – Fotografía: Fernanda Pineda – Autoría: Marlon Bisbicuth – Dirección: Johan Velandia. 

Omisión es el último trabajo de La Congregación Teatro después de los cierres originados por la pandemia, con una temporada celebrada en el Teatro La Candelaria. Es su nueva apuesta creativa y su retorno al escenario, En la obra se encuentran un abogado y un vigilante que llevarán a cabo uno de los más intensos e inquietantes interrogatorios con los que pueda encontrarse una audiencia.

Parlamento a parlamento uno se pregunta dónde desembocarán aquellos punzantes cuestionamientos que van surgiendo de la boca de ese “representante de la ley” hacia el humilde trabajador. ¿Acaso se intenta aclarar los escalofriantes sucesos en los que fue asesinada una niña? Del brutal acontecimiento contamos con algunos referentes, pues esta ficción toma como punto de partida el crimen real de Yuliana Samboní para generar una situación paralela, especular.  Y así surge uno de los ejes de la trama: uno se siente volcado a contemplar las escenas desde la necesidad de justicia que se despierta ante la incomprensible crudeza de acciones tan violentas.

Y es que precisamente el género policial nos sitúa con frecuencia entre la necesidad de comprender lo velado y su confrontación con la ley. Sin embargo, en el transcurso de la obra se descubre que el impacto dramático de Omisión no está fundado únicamente en esa noción clásica de suspenso que fundamenta las historias de crimen; aquellas en las que se nos van dejando pistas que nos conducirán al castigo de un culpable, juego entretenido de empatías y antipatías que nos llevan a imaginar salidas posibles hacia un final en el que de algún modo se purgará la maldad. No. La crudeza de este caso nos cierra las puertas. Esta ficción-espejo es eficaz y conmueve demasiado no solo por la algidez de su tema, sino porque ese reflejo nos recuerda lo que hay de este lado de la realidad: una justicia imposible en la que -como en el refrán- aunque justos sigan pagando por pecadores, la deuda nunca se salda. Lo más crudo de todo esto es reconocer que algo así aún sea, aún siga siendo.

Las premisas de sentido común sobre las que reposan los aparatos judiciales se quedan pequeñas y caducan: “Cuanto más grave un crimen, mayor la necesidad de que la justicia actúe de modo objetivo”. “A todo castigo le debe anteceder un juicio”. “Debe ser siempre La Justicia la que se encargue de determinar los verdaderos responsables”. Rafael, ese siniestro abogado representado por Johan Velandia, irá mostrando lo agrietadas y desgastadas que pueden resultar estas afirmaciones.  Este personaje despliega progresivamente todas las cartas ocultas de la corrupción y la impunidad. Se podría esperar como resultado algo de tono caricaturesco en este rol, pero Velandia imprime en su actuación un ominoso y aséptico cinismo que le robará el aire al auditorio en más de una ocasión.

Dentro de la performance amé la representación de la niña por parte de Natalia Coca: su presencia fantasmagórica, que se hace tan ligera y viva por medio de la danza y la sutileza de sus movimientos. Es no solo un acierto por parte de Velandia y Aníbal Quiceno como coreógrafo, sino que le da un talante ritual a la obra, remembranza y homenaje de esa niña como víctima, y con ella a tantas otras víctimas.

Omisión adquiere en ese sentido un valor de restauración, se atreve a resignificar, a decir, a poetizar aspectos sombríos de nuestra sociedad; se convierte en una realización estética de ese trabajo sobre la sombra y el complejo. Jung diría: “los complejos son tan desagradables que nadie estando en su buen sentido, admitiría que las fuerzas instintivas que los nutren puedan ser algo bueno”. Qué alquímico entonces que un arte como este nos lleva a asomarnos a nuestro instinto y reconocer sus raíces, sus cauces y sus dolorosos límites. Camilo Barajas Hernández

Se dio hasta el 20 Junio de 2021
(funciones presenciales)
Teatro La Candelaria
Calle 12 No. 2 – 59
Bogotá – Colombia
Reservas:
+573016463081 +573203712467
Sitio Web La Congregación Teatro

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