El agua y el aceite – Autor: Ricardo Prieto – Actúan: Maia Francia y Ximena Ferrer – Director: Gerardo Begérez
Según se informa en el programa y en los anuncios que han precedido a este primer ciclo donde las actrices, los textos y el director son uruguayos, se trata de teatro semimontado. Esto significa que la obra no está del todo lista para ser presentada, que faltan ajustes, que quienes actúan podrían no tener totalmente memorizado el texto, que otros detalles –iluminación, vestuario, escenografía- podrían incorporarse o variar para la puesta en escena definitiva. Es más, el mismo director, Gerardo Begérez (La tercera parte del mar), comenta al público, justo antes del inicio, que permanecerá al lado del escenario para pasarles letra en caso de que haya un olvido. Podríamos decir que es una mezcla entre el teatro de cámara o leído, y un ensayo general. Sin embargo, si todo esto no se supiera, el público no percibiría la diferencia ya que -por lo menos en la función que vimos de El agua y el aceite, del escritor Ricardo Prieto– parecía una representación habitual. El ímprobo esfuerzo por llevar a escena el texto en tan sólo una semana de ensayos parece increíble, y habla de un grupo que por pasión, profesión, o ambas, es capaz de dar muchísimo.
La historia de dos mujeres que, en su soledad y aislamiento, no encuentran otro remedio que el de su necesaria compañía, expresando todo tipo de ideas respecto de la vida y la actividad que cada una ha desarrollado, queriéndose y vituperándose, dejando traslucir odios y envidias escondidas, hasta llegar al sorprendente final, es muy interesante y deja inquietantes reflexiones sobre el sentido de la existencia y las relaciones humanas e íntimas. Begérez, aun con la rapidez del semimontaje, ha dado el tempo preciso y las marcaciones definidas a cada una de las actrices cuyo trabajo es la perfecta traducción al lenguaje verbal y corporal del texto de Prieto. Particularmente destacable es la labor de Maia Francia, cuyo personaje vive en carne propia y convence con espontánea naturalidad al espectador que vislumbra su atribulado interior. La escenografía y el vestuario, junto a la iluminación que viste el clima de pesadumbre, se asocian en esta presentación para conocer el mundo de estas muy diferentes mujeres, que buscan el nexo que las salve. Martin Wullich
Se dio hasta fin de agosto de 2009
Teatro La Comedia
Rodríguez Peña 1062 – Cap.
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