Hay que reconocerlo: más allá de cualquier posible crítica, el espectáculo 12 Chinese Zodiac – Dance & Music Chinese Stories es tan maravilloso, está tan bien producido y cuidado en todos sus detalles, que resulta imposible no salir complacido del teatro. Los vestuarios, los maquillajes, el trabajo de iluminación, las proyecciones en pantalla, la amplificación del sonido, la música y -sobre todo- la destreza del nutrido grupo de bailarines, todo conduce a un producto muy bien logrado.
Entonces, ¿cuál sería la crítica? -se preguntará probablemente el lector. El problema está precisamente en lo dicho: hay un exceso de producción, y se nota demasiado que se trata de un producto que ha puesto la espectacularidad por encima de la tradición. Tal como en esos shows de tango o de folclore que los productores locales arman para ofrecer al público extranjero, se exagera cada detalle y cada gesto con el propósito de impresionar más.
Puesto en otros términos: si usted considera, por ejemplo, que la música de Kitaro es la quintaesencia de la belleza originada en Oriente, este espectáculo seguramente le parecerá magnífico. Si, por el contrario, cree que un exceso de sintetizadores y tecnología resulta en cierto punto incompatible con la esencia de la cultura tradicional china, comprenderá mejor a dónde apunta nuestra objeción.
Lo señalado es particularmente notable en el marco de una cultura milenaria que tiene, entre sus ejes primordiales, una muy especial valoración de la simplicidad. Una simplicidad que, contrastando con la grandilocuencia expresada, estuvo de todas maneras presente en la danza, maravillosa, por momentos plena de humor, siempre admirable, tanto como en los gestos sutiles de cada bailarín, que representaron un animal o una determinada situación. La poética oriental está cargada de un potente animismo, que es la base también del zodíaco chino, en el que cada signo es identificado con el espíritu de un animal.
Así, en lugar de contar historias humanas, cada una de estas danzas describe -encarnadas en los bailarines- espiritualidades propias de la naturaleza, según se expone en cada título: Bueyes en prados, Tigres en bosques, Ovejas en montañas, Ratones en tierra, Serpientes en ríos, Monos que despiertan la madrugada, Perros que juegan con el viento, etcétera.
Toda esta esencia se vio en algún punto alterada al quedar la obra anclada a medio camino entre la tradición y el mercado, entre la autenticidad y cierto estilo new age. Pero es razonable: después de todo 12 Chinese Zodiac está montado para un público extranjero. Y además se trata de un show tan bien producido y cuidado en cada detalle que -ya ha sido dicho- resulta imposible no salir complacido del teatro. Germán A. Serain
Fue el 26 de octubre de 2018
Teatro Coliseo
M. T. de Alvear 1125 – Cap.
(011) 4816-3789
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