SALMUERA, entrevista a Francisco Noce

Tras lanzar su primer disco, y con video por estrenar, el conjunto se mantiene activo en las redes

Ellos son Salmuera: Francisco Noce (guitarra, voz y composición), Nicolás Cianis (piano, voz y composición), Emilio Noce (percusión), Diego Suárez (flauta) y Matilde Vitullo (bandoneón). Con su primer disco lanzado, su presentación presencial queda aún pendiente. Pero ya podemos escuchar su álbum en Spotify, y a partir del 3 de julio podremos ver su nuevo video El clasiquito, a través de sus redes sociales.

Las suyas son letras y melodías que saben dan lugar a la melancolía, como también a la añoranza, lo cómico y lo pícaro, con un ritmo encendido o apaciguado y con marcados colores locales. Al mismo tiempo, sus canciones no dejan de presentar una potente originalidad. Esta salmuera que proponen parte de la base de estilos musicales populares argentinos y latinoamericanos, que se enriquecen con un montón de “condimentos” y conocimientos adicionales, inherentes a cada integrante. Parece una música que ha sido dejada a macerar. Con un sabor intenso hoy podemos degustarla.

Francisco Noce ¿cómo fue el comienzo del grupo?
Ocurrió cuando con Nicolás Cianis, decidimos juntarnos para compartir música que veníamos componiendo con nuestros instrumentos, guitarra en mi caso y piano en el de Nico. A partir de las juntadas, cada uno fue aportando a las composiciones del otro desde armonías, melodías o forma hasta miradas y conceptos en general, que fueron transformando o mutando esa idea original, en la canción que hoy escuchamos. El grupo terminó de asentarse como tal cuando se sumó Emilio Noce, mi hermano, a la percusión. Yo le propuse a Nico integrarlo, a sabiendas de que Emi podía potenciar con su toque de tinte tribal, el ritmo subyacente de nuestras composiciones. Esto fue lo que nos terminó de dar formato de banda. Dicho proceso, lo seguimos manteniendo hasta el día de hoy: primero el dúo, luego el aporte de Emi que expande y potencia, y cierran, si lo creemos necesario, la flauta de Diego Suárez y/o el bandoneón de Matilde Vitullo.

¿Cómo se conocieron con Nicolás y cómo se fueron agregando los demás integrantes?
Con Nico nos conocimos estudiando la carrera de composición en la UNA (Universidad Nacional de las Artes) en 2007. Armamos durante un tiempo (2008/2009) unos arreglos de tangos en formato dúo pero no duró mucho. Nos reencontramos en 2014 con la idea de componer, hasta que encaramos el 2015 a full. En la segunda mitad de ese año se incorporó Emilio y estuvimos trabajando el repertorio para recién salir a tocar en octubre del 2016. Con el formato trío, que consideramos la base constructiva del proyecto, tocamos hasta fines de 2018, donde se fue integrando cada vez en más temas Diego y más tarde Matilde.

¿Cómo se agregan timbres y recursos expresivos con la incorporación de nuevos instrumentos?
Justamente, luego de tocar un tiempo como trío, empezamos a invitar a diferentes músicos; allí nos dimos cuenta de que las composiciones nuestras podían explotarse aún más, o más bien potenciarse con nuevos timbre y con otras posibilidades que tal vez el piano y la guitarra no tienen, como la expresividad melódica. El proceso por el cual se agregan los arreglos es el siguiente: por un lado acentuamos con ellos lo que creemos que se puede destacar con esos nuevos timbres. Y  por el otro, los elementos musicales que subyacen de las composiciones, como contracantos, ritmos o armonías. Los arreglos los confeccionamos entre Nico y yo, mucho ida y vuelta, discusiones sobre qué quiere cada uno y después se suman los aportes del músico en cuestión (Diego o Matilde) que terminan de definir exactamente qué y cómo van a tocar.

¿Cuál fue el recorrido del grupo desde sus inicios hasta hoy?
Fueron todos años de crecimiento y afianzamiento de nuestra música y repertorio. Tocamos todo lo que pudimos, grabamos un demo, fuimos haciendo y reviendo las composiciones, para llegar al 2019 que utilizamos en gran parte para grabar y mezclar. Este año lo teníamos pensado para tocar y presentar el álbum.

Es el primer disco de Salmuera. ¿Llevó mucho tiempo el armado?  ¿Editaron otros discos como solistas?
Era una cuenta pendiente, o más bien una finalidad que teníamos, plasmar en un primer álbum  todos estos años de trabajo musical consciente. Llevó más tiempo del que esperábamos, sobre todo el proceso de grabación, pero de alguna manera sirvió para disfrutar de ese espacio único que es “refugiarse” en el estudio varios días, muchas horas. Algunos de nosotros grabamos anteriormente. En mi caso con Arrancamos Cuarteto (cuarteto de guitarras) y con Emilio un proyecto suyo, Como un Jardín. Nicolás estuvo más abocado a la composición contemporánea-académica, trabajó con eso y como pianista acompañante de diversas cantantes. Diego es un músico que toca y graba con muchas personas, entre ellos David Lebón, Claudio Céccoli, Icalma, Gabriel Rivano. Matilde sacó un disco solista hace poquito, Tangos en bandoneón y toca en varios proyectos como bandoneonista y como trombonista.

¿Quién hizo la tapa de Salmuera?
Es obra de la artista Fiona Lena Brown. Le dimos vía libre para que hiciera lo que le surgiera luego de que escuchara nuestra música y que nos juntáramos a conversar. Le gustó el concepto de sumergirse en Salmuera, de ahí la imagen. Nosotros quedamos muy contentos con su trabajo. La idea es poder seguir contando con ella.

El nombre del conjunto y del disco son el mismo, ¿cómo han llegado a él?
El origen del nombre surge por necesidad de ponernos uno. Fue a fines de 2015, ya en formato de trío, es decir cuando se suma Emilio Noce como percusionista y luego de idas y venidas con varios nombres surgió de la nada “salmuera”, que fue como un click. El concepto donde los sabores se concentran y potencian, pero a su vez guardan la esencia más profunda y distintiva, nos cerró completamente como analogía con nuestra música. Esto es que nuestras canciones parten de la base de estilos musicales populares argentinos y latinoamericanos, pero se enriquecen con un montón de “condimentos” y conocimientos extra, inherentes a cada integrante. Creíamos que utilizar el nombre del grupo también para el del album era una manera de afirmar esa característica, sin entrar en otras conceptualidades que unifiquen un criterio para distinguir al disco.

¿Cuál es el procedimiento que utilizan para crear sus composiciones?
Nico o yo proponemos a veces una idea que puede ser un motivo o frase, o bien una canción entera. A partir de allí el otro “la interviene” con las propias ideas y se transforma, a veces más, otras menos, quiero decir, con respecto a la idea originaria. Ese sería el segundo estadío. Con respecto a la idea generadora, tiene múltiples vertientes: a veces hay un concepto de fondo o temática, otras veces a priori uno dice “tengo ganas de escribir tal estilo”, y otras simplemente son consecuencia de sentarse a tocar con la guitarra o el piano, según quién lo haga. Por lo general, cuando hay temática de fondo, son estas composiciones las que tal vez contengan letras.

¿De qué manera influyen el folclore, el tango y el jazz en estas composiciones?
En el hecho de que son músicas que tenemos adentro, porque las escuchamos, tocamos o estudiamos. A veces son puntos de partida para circunscribir o darle forma a una composición. Pero otras sale inconscientemente y decimos “ah esto tiene un aire a…”.

¿Ha sido una decisión consciente trabajar con géneros propios de la cultura argentina?
Sí, cuando nos juntamos y decidimos encarar el proyecto, lo hicimos con las ganas de que la base sea la música popular, pero sin tanta limitación. Nos gusta que las ideas se asienten sobre una estructura concreta basada en algún estilo, pero que esté mutada y que no se oiga o perciba como un estilo específico. No nos gusta mucho la idea de las etiquetas porque son limitantes, pero entendemos que hacia afuera la gente necesita reconocer qué estilo está escuchando.

¿Qué relación tienen con la música académica?
La misma relación que con la música popular. Es decir, de tocar y sobre todo de estudiarla. Con Nicolás tenemos mucha música académica escuchada y analizada, tal vez de cursar, pero sobre todo de investigar conscientemente a ciertos compositores del siglo XX. Uno cuando está en la búsqueda o ávido de conocimiento tiende a ir a las bases, y qué mejor cosa para un músico que estudiar la infinita obra académica.

Es una música básicamente instrumental la del disco, ¿de qué modo introducen algunas letras?
Las letras nacen por una necesidad de expresar alguna idea o temática concreta como instrumento o accesorio donde la música instrumental no llega. Nos gusta el contraste que se genera entre lo instrumental y lo cantado. Las primeras composiciones nuestras fueron instrumentales hasta que surgió Lamento Negro como una canción entera con letra. Vimos que el canto era una herramienta y posibilidad que hasta entonces no habíamos tenido en cuenta. Por otro lado, somos conscientes que la música con letra llega de un modo más directo al oyente. De todos modos, seguimos defendiendo la idea de que sea con letra o instrumental, el acto de escuchar música debería ser comprometido, y lo más importante de todo, dejarse llevar por ella hacia donde diga explícita o implícitamente.

¿Tenían pensado hacer una presentación presencial del disco antes de la cuarentena?
Sí, íbamos a presentar el disco el 17 de abril en La Cuerda Mecánica, un muy lindo lugar de conciertos en Villa Urquiza (CABA) con invitados también, pero por motivos obvios no pudo ser. Queda pendiente para cuando pueda hacerse. Mientras tanto nos conformamos con toda la movida que estamos haciendo para difundir nuestro disco.

¿Qué tienen pensado ahora? ¿Algún vivo por las redes sociales?  
Con respecto a presentaciones vía streaming, hasta que no podamos estar todos en un mismo espacio físico, se complica un poco. En principio estamos viendo herramientas tecnológicas para poder ensayar desde nuestras casas. Ahora estamos terminando un video del tema El clasiquito grabando y filmándonos cada uno desde su casa. Dicho video lo vamos estrenar y presentar  el viernes 3 de Julio a las 20 por nuestras redes sociales, nos pueden encontrar como salmuera.musica tanto en Instagram como en Facebook y YouTube. Así que los invitamos a verlo.

¿Qué repercusiones han tenido con sus presentaciones en bares de Buenos Aires?
Nos ha ido muy bien en cuanto a la repercusión en el público. Recibimos lindos comentarios y nos damos cuenta que es una música que genera reacción en la gente. Lo que sí, es difícil es lograr tener buenas convocatorias, les pasa a todos los grupos independientes. Genera mucho desgaste convocar, es un trabajo extra, pero necesario porque el ciclo se cierra cuando nuestra música es escuchada por otros.

¿Cómo están llevando esta etapa de aislamiento? ¿Se conectan entre ustedes?
La verdad, que con mucha incertidumbre. Un poco tratando de adecuarnos a la situación, haciendo cosas, armando temas pendientes, componiendo o haciendo videos. Con cierta impotencia por no poder tocar, aunque asumimos la responsabilidad que nos toca de esperar y ser pacientes. Pero estamos en contacto continuo, ya sea por una u otra cosa nos mantenemos vigentes.

Bailambo (malambo en Cuarentena)

Fue el 3 de julio de 2020
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