LA VIRGEN ROJA, demoledora ambición maternal

La búsqueda de libertad de una joven prodigio contra el proyecto de una madre en la España de los años 30

La virgen roja (2024, España, 114 min.) – Género: Suspenso, Drama – Elenco: Najwa Nimri, Alba Planas, Aixa Villagrán, Patrick Criado, Pepe Viyuela, Jorge Usón, Pablo Vázquez, Fernando Delgado-Hierro, Pep Ambròs – MúsicaGuille Galván, Juanma Latorre – FotografíaPedro J. Márquez – Guion: Eduard Sola, Clara Roquet – Dirección: Paula Ortiz

La película de Paula Ortiz sacude los cimientos del cine histórico español con una historia que trasciende los límites de lo convencional. La virgen roja narra la vida de Hildegart Rodríguez Carballeira, una prodigiosa intelectual cuya existencia se convirtió en el proyecto más radical de su madre, Aurora Rodríguez.

Su trama adentra al espectador en el Madrid de los años 20 y 30, un período de profundas transformaciones sociales y políticas. Hildegart representa el arquetipo de la mujer moderna: antes de cumplir 18 años, ya había publicado quince libros, dominaba varios idiomas y se perfilaba como una referente europea del feminismo. Sin embargo, su historia no es un relato de éxito, sino de sometimiento, obsesión y tragedia personal.

El film dibuja un paralelismo impactante con la realidad social de la época. La Segunda República española emerge como telón de fondo, un momento de ruptura donde los movimientos feministas y sociales comenzaban a desafiar las estructuras tradicionales. En ese contexto, la relación entre Hildegart y Aurora se convierte en un microcosmos de las tensiones entre la libertad individual y el control ideológico.

Ortiz logra una construcción narrativa que oscila entre el drama psicológico y una crítica social demoledora. La película no busca juzgar, sino exponer los mecanismos de poder y manipulación que pueden operar incluso bajo la apariencia de un proyecto educativo progresista. La madre concibe a Hildegart como un experimento para crear la «mujer del futuro», un objeto más que un sujeto con voluntad propia. Desde el punto de vista cinematográfico, la dirección alcanza niveles de sofisticación notables, ya que despliega una estética visual potente. Los espacios interiores se transforman en metáforas de la opresión, con una fotografía que captura la claustrofobia emocional de los personajes.

Najwa Nimri construye una Aurora terrorífica pero matizada, un personaje que transita entre la obsesión y la tragedia. Su interpretación evita caer en el estereotipo de madre autoritaria y muestra los detalles de una mentalidad compleja. Alba Planas, como Hildegart, logra transmitir ese conflicto interno entre la admiración filial y el deseo de emancipación, con una sutileza que impacta. Las sólidas actuaciones de Aixa Villagrán y Pepe Viyuela, completan un conjunto interpretativo impecable que sostiene la tensión dramática desde el inicio hasta el desenlace inevitable.

La virgen roja funciona como un espejo incómodo que nos confronta con los límites de la ambición y el poder. La película no ofrece respuestas simples, sino que invita a la reflexión sobre cuánto estamos dispuestos a sacrificar en nombre de un ideal. Más allá de ser un drama histórico, se convierte en una exploración universal sobre la libertad individual, los mandatos familiares y las construcciones sociales que nos moldean.

La obra de Ortiz trasciende lo meramente biográfico para convertirse en un comentario vigente sobre el control, la identidad y la búsqueda de la autonomía. Cristian A. Domínguez
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La virgen roja, de Paula Ortiz | Tru00e1iler | Estreno en cines el 27 de septiembre de 2024

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