La vida del pueblo originario wichi gira en torno al monte. Aprenden a respetarlo y a vivir con él porque saben que siempre prevalece. Están al calor del monte. Sólo temporalmente pierde alguna batalla contra las topadoras, pero la palabra clave es “temporalmente”.
Entre los años 1986 y 1992 el periodista Gabriel Levinas –por entonces director de la revista El Porteño- decidió probar cómo sería la vida en el monte formoseño, lugar que lo había atraído durante recurrentes viajes. Se estableció en El Quebracho, una pequeña aldea al noroeste de la provincia, y creó junto con otros amigos un emprendimiento ligado a la protección de la fauna cuyo fin era criar yacarés en cautiverio para frenar el exterminio que cazadores furtivos perpetraban en la región. De este modo dieron trabajo a los aldeanos aborígenes fortaleciendo sus mejores habilidades ancestrales: la caza y la pesca.
Junto al material fotográfico que completa la edición de Al calor del monte, estos relatos cortos son un tributo a la comunidad de la que Levinas formó parte, entre criollos y originarios wichi (antes llamados matacos), integrando su naturaleza “gringa” al paisaje dominante al que no habían llegado aún los últimos 150 años de progreso.
Si bien han pasado ya 30 años del comienzo de aquella experiencia, el trabajo de Levinas remite con respeto y gracia a una manera de estar en el mundo, a un acervo cultural que resiste los embates de un progreso carente de reconocimiento. Los escuetos capítulos conforman un registro exquisito de las habilidades propias de la etnia wichi, adquiridas y cultivadas a lo largo de generaciones que han reverenciado el hábitat del monte: “Morocho Patrocinio, hijo del viejo Patrocinio, pescador y cazador como su padre, maestro de sus hermanos en el arte de oír bajo el agua el ronquido de un yacaré, el ruido de las pirañas o percibir bajo las turbias correntadas del Pilcomayo el momento exacto en que se debe levantar la red para atrapar un dorado. No se equivocaba”.
Al calor del monte es un libro que cuidará por siempre la gesta de estos seres que con “ternura, valentía y dignidad” tejieron sus ciclos de vida al abrigo del entorno natural y sus fuerzas. Aún si las topadoras arremetieran, quedará el registro de cómo mantenían la paz y el equilibrio de su cultura de vida. ¡Qué distinta hubiese sido la llegada de los hombres del viejo mundo, si hubieran tenido la consideración de comprender la sabiduría que regía la vida de los nativos! Pero la suerte fue otra. Silvia Bonetti
Al calor del monte
Gabriel Levinas
Penguin Random House
128 páginas
Gabriel Levinas (Buenos Aires, 1951): Junto a Miguel Briante y Jorge Di Paola fundó en 1981 la revista El Porteño, de la que fue director hasta 1986. Esta publicación marcó un hito en los medios de comunicación y fue el semillero de los periodistas más relevantes de la actualidad. Entre 1997 y 1998 encabezó el equipo de investigación de la DAIA sobre la voladura de la AMIA. Publicó La ley bajo los escombros (1998) y Doble agente (2015).
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