Onegin – Ballet en tres actos, basado en la novela de Alexander Pushkin – Intérpretes: Elisa Badenes y Martí Paixà (Ballet de Stuttgart) y Ballet Estable del Teatro Colón – Coreografía: John Cranko – Música: Piotr Illich Tchaikovsky (arreglos y orquestación de Kurt-Heinz Stolze) – Orquesta: Filarmónica de Buenos Aires – Dirección: Tara Simoncic – Vestuario: Roberta Guidi di Bagno – Escenografía: Pier Luigi Samaritani – Iluminación: Rubén Conde – Dirección: Mario Galizzi
La fille mal gardée de Frederick Ashton fue bajada de la temporada de este año del Ballet Estable del Teatro Colón para reemplazarla por una obra de muy distinta factura: Onegin (se pronuncia ‘Onieguin’, como debería trasliterarse). Al margen de la muy común costumbre de cambiar programaciones que ya han sido anunciadas al público, que compró su abono conforme esos anuncios, hubiera sido interesante para la compañía abordar un título que falta en el repertorio desde hace más de dos décadas, y que figura en grandes elencos como el Royal Ballet de Londres. No es nada fácil abordar adecuadamente la comedia, género mal considerado ‘menor’, y este hubiera sido un buen desafío para una generación que necesita imperiosamente profundizar los contenidos dramáticos.
Así las cosas, subió a escena Onegin, creado por John Cranko en 1965. Desde su estreno en el Teatro Colón en 1979 por el Ballet de Stuttgart, con los legendarios Marcia Haydée y Richard Cragun a la cabeza, el ballet ha sido y es favorito de intérpretes y público. El sentido teatral de Cranko se revela aquí de forma magistral: su manejo de los tiempos se une a una dificultad técnica notable, sobre todo en los dúos de los protagonistas. A la vez, el trabajo grupal es detallista e impactante.
El coreógrafo otorga un papel importante a los símbolos, por ejemplo las cartas y los espejos. En el primer acto, Madame Larina y sus hijas encuentran distintas emociones ante el azogue; y Onegin surge en los sueños de Tatiana desde un espejo. La carta que Tatiana le escribe a Onegin termina rota por las manos de él, y viceversa en el último acto como, una vez más, un espejado juego de emociones. La novela en verso que Pushkin escribiera en el siglo diecinueve es renovada por Cranko, pero manteniendo fielmente las características de los personajes y la pintura social de la época.
Los primeros bailarines de Stuttgart Elisa Badenes y Martí Paixà asumieron los protagónicos con brillantes recursos técnicos y dramáticos, producto de la asimilación de la tradición de su compañía de origen. A su lado, los jóvenes Rocío Agüero y Jiva Velázquez dotaron de frescura e intensidad a Olga y Lenski respectivamente. Todos los comprimarios imaginados por John Cranko para describir a la sociedad burguesa de la Rusia imperial fueron magníficamente encarnados por los bailarines más experimentados del Ballet Estable. Guiada por Tara Simoncic, la Orquesta Filarmónica realizó un muy buen trabajo. Patricia Casañas
Fue el 4 de septiembre de 2022
Teatro Colón
Libertad 621 – Cap.
(011) 4378-7100
Mario Galizzi en Teatro Colón
teatrocolon.org.ar
Principales intérpretes y fechas de septiembre
Onegin: Federico Fernández (1, 3, 6), Juan Pablo Ledo (9, 11), Gerardo Wyss (2, 8), Martí Fernández Paixà (4, 7) – Tatiana: Camila Bocca (1, 3, 6), Natalia Pelayo (9, 11), Ayelén Sánchez (2, 8), Elisa Badenes (4, 7) – Lenski: Jiva Velázquez (1, 2, 6, 8,) – David Gómez (3, 4, 7,) – Vinicius Vasconcellos (9, 11) – Olga: Rocío Aguero (1, 2, 6, 8) – Carla Vincelli (3, 4, 7) – Milagros Niveyro (9, 11) – Príncipe Gremin: Gerardo Wyss (1, 6,) – David Juárez (2, 3, 8) – Dalmiro Astesiano (4, 7, 9, 11) – Madame Larina: Claudia Pereyra Sábato (1, 4, 6, 7, 11) – Analía Sosa Guerrero (2, 3, 8, 9) – Nodriza: Norma Molina (1, 4, 6, 7, 11) – Constanza Colombo (2, 3, 8, 9) – Dirección: Mario Galizzi
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