BELLEZA Y ESCÁNDALO, poético mosaico

La obra de Ciela Asad propone un género escénico alternativo: el poema dramático

Belleza y Escu00e1ndalo Por Ciela Asad en HD
Actúan: Ciela Asad y Sofía Saraniti – Música original e intérprete: Claudio Turica – Máscaras: Francisco Gutiérrez – Vestuario: Silvia Ciurca – Iluminación: Daniel Cuzzolino – Autoría y Dirección: Ciela Asad

Hay diferentes modos de llevar adelante una acción teatral. Del mismo modo en que también hay diversas maneras de acercarse a la poesía. Si quisiéramos plantear una línea divisoria, podríamos decir que el teatro tradicional suele centrar su atención en un eje argumental: el punto de partida es la intención de contar una historia, por más que el cómo se la cuente también resulte a la larga fundamental. En el otro extremo se ubicaría la expresión pura, desarrollada más allá de la linealidad de un relato. Por supuesto no estamos diciendo que en este caso no exista una narración: siempre hay una historia, detrás de lo expresivo; pero ya no se sigue una cronología estricta de acontecimientos, ni resulta posible reducir lo actuado a un argumento lineal. La dramaturgia de Ciela Asad se inscribe en esta segunda clase de teatro, donde la expresión aparece en primer plano, por delante de aquello que se cuenta. O mejor dicho: siendo el eje de lo que se cuenta. Tanto es así que este trabajo no es definido por su autora como una obra teatral, sino como un poema dramático.

Belleza y escándalo se desarrolla así como un mosaico de expresiones estéticas, poemáticas, que aluden a un núcleo temático enfocado en la mujer como sinónimo de vida y transformación. Dos mujeres, diferentes pero al mismo tiempo la misma, revelan sus miedos, sus intimidades, sus contradicciones, su esencia, mientras alternan entre una violencia que las cosifica y la ternura e inocencia que les resultan propias. Dentro de este mosaico expresivo se conjugan la actuación, la danza butoh, la música, el canto y, en general, la poesía. Pero no debe entenderse el concepto de poesía limitado a la palabra dicha: también son poesía los cuerpos moviéndose en el espacio, interactuando, exponiéndose; son poesía la desnudez, los juegos de luces y sombras, los sonidos de la guitarra ejecutada en vivo por Claudio Turica, ampliada con medios electroacústicos. Son poesía incluso el dolor y el silencio. La poesía no encuentra sus límites en las formas en las cuales se manifiesta, sino en lo que cada espectador sea capaz de percibir, cerrando así un sentido que se ofrece abierto.

“Dame un río, madre, y haré un estruendo”, dice uno de los versos que dan génesis a este trabajo de Asad. Pues bien, en una curiosa trinidad, la poesía es río, y es también madre, y es asimismo estruendo. Pero este estruendo no lo termina de producir el poeta, sino quien se acerque a esa poesía con el alma transparente y abierta.  Germán A. Serain

Jueves a las 21
Teatro Tadrón
Niceto Vega 4802 – Cap.
(011) 4777-7976

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