La sentencia del reloj de arena – Actúan: Marcos Gómez y Loïc Lombard – Escenografía, Vestuario, Iluminación y Maquillaje: Loïc Lombard y Claudio Martini – Autor: Loïc Lombard – Música original y Dirección: Claudio Martini
He aquí una puesta en escena de marcada estética, pensada, preciosista. Los elementos escenográficos, la iluminación, la música, el vestuario y el maquillaje marcan ya una diferencia en el cuidado y tratamiento de la historia. Desde el mismo instante en que abre la boca, Loïc Lombard deja claro que su personaje –también un actor- es un ser extremadamente especial, que puede ser tan adorable como execrable, tan tierno como desagradable, tan soberbio como inseguro, tan conocedor y culto como lujurioso y procaz. Y no va a cambiar, a menos que el encuentro provocado por un joven dentro del camarín remueva algo de su vida, incitándolo a reflexionar y reconocer un vínculo sanguíneo sin mellar su libertad.
La sentencia del reloj de arena, escrito por el mismo Lombard, es generadora de ideas expresadas a veces de modo tajante, otras dubitativamente, pero siempre en forma inteligente. Si bien el relato es previsible no deja de ser atrayente, sobre todo en la expresión gestual y corporal de Lombard, Su dicción con acento francés aporta un tácito misterio, y sus cambios de ropajes marcan sesgos decadentes y autoritarios como fiel reflejo de su estrambótica personalidad. Los momentos frente al espejo, mientras crea en su cara artísticos maquillajes, sin dejar jamás su discurso, son deleitables.
Al lado de semejante tromba histriónica, el joven Marcos Gómez –aunque personifica a un tímido y dolido adolescente- aparece inicialmente falto de convicción, para tomar su real carnadura hacia el final. El director Claudio Martini ha manejado hábilmente los hilos de esta sentencia -pletórica de detalles- que se cierne como el paso del reloj del título, lenta pero inevitable. Se nota un trabajo ímprobo, realizado con amor al teatro, donde todo se ha tenido en cuenta para un estupendo resultado. Martin Wullich
Se dió hasta octubre 2013
Teatro El Piccolino
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