Caos. Orden. Caos reprimido. Orden omnipresente. Caos reprimido acalorado. Orden omnipresente estable. Y así, la vida de dos hermanas transcurre frente a una computadora, un globo terráqueo, y columnas de cajas debidamente apiladas, envueltas en papel film. No sabemos cómo se llaman. Sabemos que están vestidas de camisa blanca y pantalón negro, combinación sin duda intencional a cargo de Gabriela Hilario.
Su vínculo va y viene entre la amenaza, el miedo a ser descubiertas, y la pretensión de llevar una vida normal. También sabemos que secuestraron a alguien. Lo dicen, pero además se escuchan ruidos atrás de las cajas. Sería impreciso decir que son de carácter humano, bien podrían ser de un animal. Rápidamente el foco se instala en el intercambio de las hermanas con ese personaje oculto, del que en principio sólo sabemos que las martiriza y obliga, de algún modo, a estar prisioneras en su propia casa.
Una de las hermanas está inquieta, se mueve, compra por internet compulsivamente, ropa, artículos de belleza, revistas; quiere irse. Y la otra, con temperamento firme, la convence de la imposibilidad, y además de lo inútil que sería salir. Después se revela quién es la víctima del secuestro. Esta declaración sirve para forzar, además del encierro que ya comparten, los límites particulares de cada una. La hermana ansiosa quiere cambiar pero no sabe a dónde ni a qué. La hermana estricta le habla con temple. No afloja en la disciplina.
Las actuaciones de Bel Eiff y Maru Sussini son orgánicas, se complementan, por momentos logran más fluídez pero en general se nota el esfuerzo de cada una por encarnar el rol caótico, u ordenado, que representan. Pasa el tiempo y miran películas, comen pochoclos, se preguntan“¿querés jugo?” y revuelven agua con polvo amarillo; juegan, se sacan fotos, discuten, son hermanas.
Se puede decir que la obra dirigida por Carola Gliksberg parafrasea el cuento El Caos, de Rodolfo Wilcock: “El caos era siempre el mismo; el viejo orden sólo se había llamado orden porque al hombre le encanta usar esa palabra, pero con un poco de buena voluntad también podía haberse llamado el viejo caos”. Natalia Mejía
Jueves a las 21
El Camarín de las Musas
Mario Bravo 960 – Cap.
(011) 4862-0655
www.elcamarindelasmusas.com
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