Brazofuerte. Ya el nombre de esta orquesta, en rigor un septeto de notables músicos, deja por sentado un par de cosas: primero una tradición, en la cual abreva estilísticamente el grupo, y segundo una intención, no exenta de un buen sentido del humor, en cuanto a apropiarse de ella para hacer a partir de allí algo propio. En 2015, con apenas dos años de creada y después de haber editado Swingin’ Party, su primer disco de estudio, fueron reconocidos por la Fundación Konex como uno de los mejores cinco conjuntos de jazz de la última década. Ahora es el turno del segundo disco, esta vez grabado en vivo en Thelonious, que fue presentado en vivo.
Algo que llama la atención, además de la notable calidad de los músicos que integran el septeto, es la diversidad etaria. En uno de los extremos parece ubicarse Juan Klappenbach en el clarinete y el saxofón, quien contrasta su juventud con una trayectoria que se extiende desde sus 12 años para abarcar experiencias con agrupaciones tradicionales como la Delta, la Porteña o la Antigua Jazz Band. Pero allí también está Manuel Fraga en el piano, un referente indiscutido de la mejor raigambre jazzística argentina en su instrumento, además de un humorista nato. El trío de vientos lo completan Marcelo Gallo en la trompeta y Eduardo Manentti en el trombón a vara, los dos habilidosos en cada solo y desbordantes de swing. En la guitarra y el banjo se luce Guillermo Arrom, y la base rítmica la aportan Nicanor Suárez en el contrabajo y Hernán Avella en la batería y en tabla de lavar. Todos tienen una experiencia notable. Pero lo más importante: juntos suenan como un ensamble sólido y de altísima calidad.
Llegados casi a la tercera década del siglo XXI, una parte del jazz se ha convertido ya en música clásica. Clásica no en cuanto a sus formas, por supuesto, sino en el sentido de haber superado la prueba del tiempo. Nombres como los de King Oliver, Horace Silver, Jelly Roll Morton, Duke Ellington, Johnny Green, están presentes en el repertorio de la Brazofuerte. En cuanto a la presentación del nuevo disco en el Espacio Xirgu, de la UNTREF, la nota de color adicional estuvo dada por la transformación de la zona de platea en una pista de baile, en la cual varias parejas mostraron sus habilidades. La idea, sin duda simpática, terminó siendo por momentos algo fastidiosa, cuando los bailarines intentaban ser ellos el centro del espectáculo, en lugar de la banda. Por el contrario, fue magnífico cuando dos parejas especialmente habilidosas subieron al escenario, concentrando en un único lugar el punto de interés para el espectador: los músicos y los bailarines haciendo cada uno lo suyo como parte de una misma fiesta y de un mismo espectáculo. Louis “Brazofuerte” Armstrong, desde el cielo, sonreía complacido. Germán A. Serain
Fue el 12 de abril de 2017
Xirgu Espacio UNTREF
Chacabuco 875 – Cap.
orquestabrazofuerte.bandcamp.com
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