Miss Carbón (Argentina/España/2025) – Elenco: Lux Pascal, Laura Grandinetti, Romina Escobar, Paco León, Agostina Inella, Jorge Román, Santiago Loy, Simone Mercado – Fotografía: Luciano Badaracco – Guion: Erika Halvorsen, Mara Pescio – Dirección: Agustina Macri – Dur.: 93 min.
Agustina Macri presenta una película mayúscula, un trabajo que honra el cine nacional al sumergirse en una de las historias de lucha más potentes de la Patagonia. Miss Carbón no es un documental, pero captura una verdad social con una potencia visual que deslumbra. Es un drama de frontera, un relato de resistencia que nos obliga a mirar el sur profundo, allí donde el paisaje impacta con su belleza y su aspereza. La cinta propone un quiebre, una fisura en el paradigma ancestral del mundo del carbón: el ingreso de la primera mujer trans a la mina de Río Turbio.
Esta producción consigue un equilibrio notable, ya que narra un conflicto particular, la odisea de Carla Rodríguez, y a la vez eleva su historia a un nivel universal, ese combate permanente por conseguir un lugar. Es una pieza fundamental para entender los cambios sociales y laborales que vive la Argentina.
La película toma su nervio de la historia verídica de Carla Rodríguez, una minera que desafió una superstición machista que, por décadas, prohibió a las mujeres el ingreso al yacimiento carbonífero. Solo el 4 de diciembre, día de Santa Bárbara, patrona de los mineros, se permitía su entrada. El origen del proyecto se encuentra en la crónica escrita por Erika Halvorsen, que supo ver el potencial cinematográfico en esa vida de excepción.
El paralelismo con la realidad es el motor del guion. Carla consigue su empleo en 2008, todavía con su identidad masculina registrada. Logra así infiltrarse en un sistema hermético. Años después, cuando la Ley de Identidad de Género permite el cambio de su DNI, la empresa intenta echarla. No es un problema de capacidad laboral; es el peso de un mito, una creencia ridícula sobre la mala suerte. La lucha de Carla no solo consigue su derecho individual, impulsa además la modificación de convenios colectivos. Su triunfo es colectivo.
La dirección de Agustina Macri resulta impecable. Demuestra una madurez narrativa al renunciar al tono oscuro y áspero de su filmografía previa. Aquí elige una fotografía luminosa que capta el contraste de Río Turbio, como el frío, la penuria de un pueblo que vive del trabajo extractivo, se fusiona con la inmensidad impactante del paisaje patagónico. La luz en el interior de las galerías de la mina, conseguida a través de una coproducción que incluyó filmación en España, es impactante, visualiza la claustrofobia y la valentía del trabajo.
Macri acierta con la decisión de incorporar a gente del pueblo en el reparto. Los mineros y vecinos que participan otorgan al film una veracidad inigualable, un anclaje a la tierra que la ficción sola no alcanza. La directora consigue guiar a estos actores naturales para que el relato no pierda su pulso dramático. Su mirada se posa con tacto en la lucha de Carla por cambiar un paradigma social, un foco necesario que evita el lugar común de centrarse solo en el proceso de transición de género.
La elección de Lux Pascal -actriz trans chilena- para encarnar a Carla resulta fundamental. Pascal entrega una actuación memorable, de una gestualidad profunda y conmovedora. Su personaje construye una presencia silenciosa al comienzo, deja que su cuerpo y su melancolía interior hablen. Con el correr de la trama, su voz adquiere el volumen de una heroína. La química que logra establecer con el resto del elenco, incluidos los mineros reales, se siente auténtica.
Técnicamente, el film utiliza el paisaje como un personaje más. Las escenas del traslado en el bondi minero por el túnel sin fin, la suciedad del carbón sobre los rostros, el peso de las herramientas que Carla carga, todo ello se siente físico, real. La técnica cinematográfica no busca el embellecimiento; busca la verdad estética del esfuerzo y el conflicto. La banda sonora acompaña la épica sin caer en el exceso.
Miss Carbón es mucho más que una película sobre la identidad trans; es un relato sobre la dignidad del trabajo. Carla se convierte en el «topo» que, al ingresar al sistema y luego exigir su derecho como mujer, lo quiebra desde adentro. Su vida nos enseña que la lucha por los derechos humanos nunca termina, que la resiliencia es el único camino.
La película deja una pregunta: ¿cómo no se cansan estos héroes cotidianos de pelear contra estructuras de décadas? La respuesta aparece al ver a Carla: ella lucha por su vida y por la de otras mujeres. Su historia es un faro de la Patagonia para el mundo, una invitación a la tolerancia y el respeto. Cristian A. Domínguez
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