Mesecina – Intérpretes: Lorena Enrique, Edu Shadrawy, Juan Manuel Reviglio, Najla Saifar, Mariana Suarez del Cerro, Luz Rocco, Yismery Campo Vargas, Sabrina Garcia Witzler, María Fernanda Palladino, María Kogan, Sarah Jussid, Paloma Doals, Lucia Olmos (Bianca) – Músicos: La Ekléctika Orquesta – Dirección actoral: Juan Manuel Reviglio – Dirección musical: Eduardo Shadrawy – Producción musical: Luz Rocco – Dirección general: Lorena Enrique
Dicen que en un tiempo fueron pájaros y que los cielos libres eran suyos. Que un día vieron desde lo alto un poblado, con gallinas, patos y pájaros como ellos, pero que no volaban. Bajaron para verlos más de cerca y recibieron de regalo muchas joyas y oro. Cuando quisieron partir, el peso del metal les impidió levantar vuelo. Se arrancaron aquellas joyas, pero no hubo remedio: habían quedado anclados a la tierra.
Cuenta la leyenda que el único pájaro gitano que no había aceptado aquellos regalos, el único que todavía podía volar, subió hasta lo alto de una nube y desde allí se arrojó en picada, buscando la muerte. Tras estrellarse contra el suelo, una de sus plumas, roja de sangre, comenzó a flotar en la brisa. Los otros pájaros la siguieron, caminando, pues no pudieron volver a volar. En la caminata, fueron perdiendo sus plumas, para convertirse en hombres. Pero jamás perdieron el corazón de pájaros libres.
De esto trata Mesecina, por más que la historia que se cuenta como excusa sea otra, la de un casamiento, la de aquel hombre hijo de padre francés y madre italiana que cayó deslumbrado ante la belleza de una joven mujer que hablaba en ruso. Se trata asimismo de la identidad, de las memorias, de la sangre. De todo lo que grita presente en las costumbres ancestrales, en los rituales, en las vestimentas, en la danza, en la música.
Mesecina podría traducirse como “luz de luna“. La obra conjuga diferentes lenguajes artísticos, a través de los cuales refleja los valores y el espíritu resiliente del pueblo gitano. Las músicas, interpretadas en vivo por la Orquesta Ekléctika, presentan con virtuosismo un atractivo repertorio de piezas balcánicas y europeas, cantadas en francés, italiano, serbio y ruso. El despliegue escénico, la teatralidad y los vestuarios aportan un contexto visual atractivo, con danzas que rebalsan de sensualidad, de incontenible alegría y también de dolor, dimensiones opuestas pero reveladoras ambas de dos extremos de lo vital.
Allí están ellos: los miembros de una familia de artistas itinerantes de origen romaní, que va de un lugar a otro, escapando de la guerra. En este campamento gitano surge el romance, entre una muchacha de la compañía y un músico bohemio francés. Ambos intentarán vivir su amor, aun a sabiendas de que la guerra puede separarlos. Pero esta historia no es sino una excusa. En realidad se trata de los pájaros. De esos pájaros que ya no pueden volar, pero que definitivamente no han perdido su alma, preservada en los bailes, los colores, el desenfado, la música y la poética de un pueblo ancestral marcado por un espíritu de unión, resistencia y resiliencia, que ha sabido perpetuarse en el tiempo durante siglos. Germán A. Serain
Teatro El Cubo
Pasaje Zelaya 3053 – Cap.
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