Un hombre pone una máscara sobre su rostro y se sienta a escribir. En esa acción, para él, no hay ocultamiento; pues en el espacio que dista entre su propia cara y la máscara, entre su nombre y el de ese “otro”, se topa con un abismo llamado pluralidad. Espantado, podría dar dos pasos atrás y aferrarse a su identidad, fingir en ello un juego de seudonimias. Sin embargo, el hombre se lanza, las fronteras de su psiquis se desvanecen, convirtiéndose así en el médium de las figuras qué él mismo creó. Este escritor, llamado Fernando Pessoa, asume vital y creativamente que esos personajes son tan reales como su propia persona. Ser plural, como el universo, es la consigna sobre la que funda su creación: heteronimia.
Alberto Caeiro, Alvaro de Campos, Bernardo Soares y Ricardo Reis, son solo algunas de las presencias a las que Pessoa prestaría su cuerpo para que hablaran. Nombres bajo los que escribió, pero más allá de eso, universos autónomos, con miradas particulares. Estética rica en perspectivas, pero también en complejidad; en la que Teatro Tierra quiso internarse, con la habilidad para traducir motivos literarios que ha caracterizado su trabajo durante tantos años, para llevar a escena voces como Dostoievsky o Artaud. Con un proyecto investigativo desarrollado con el apoyo de Iberescena y el Ministerio de Cultura, Juan Carlos Moyano emprende esta aventura dramatúrgica de corte “espiritista”, un ejercicio tanto de invocación a los heterónimos del poeta, como de evocación de episodios muy precisos en biografía del autor.
Sin dudarlo, puedo escribir que Los cinco entierros de Pessoa es una de las obras más fascinantes que haya visto. Su escritura a modo de collage -donde uno se topa con fragmentos de Pessoa tomados de sus diversas voces y puestos milimétricamente en la construcción de los personajes- es el punto de partida para un ejercicio de magia escénica. Cada letra se vertirá después en acciones y dinámicas donde el espectador ve en el escenario a los heterónimos hechos persona encarnada; reproduciendo en pequeños rituales corporales construidos con precisión, las inquietudes más íntimas del poeta, los momentos más dulces y los más amargos: la relación con su madre, una soledad consagrada a la escritura, la frágil tensión de sus relaciones personales, las revelaciones emergiendo de la luz del misticismo, el alcohol como elixir y veneno.
Aquellas 25.000 páginas que fueran descubiertas en 1935 y donde el poeta consignara sus textos, hacen presencia en la obra mediante el uso de las hojas de papel como recurso poético. Un teatro de objetos donde todo el elenco es involucrado en acciones versátiles con las que es imposible no quedar sorprendido y que se amalgaman perfectamente a cada situación. El recurso incluso llega a convertirse en un inmenso barco que hará su entrada hacia el final de la obra. Se destaca la actuación de Mario Miranda, quien protagoniza a Pessoa; pero sobre todo es Clara Ariza quien da cuenta de su recorrido actoral de años, a través de múltiples metamorfosis, transformándose de uno de los heterónimos en la abuela del poeta, de bruja en sacerdotisa.
Los Cinco entierros de Pessoa ha transitado por algunos de los principales escenarios de Colombia; y en Bogotá ha hecho presencia en algunos de los teatros más representativos (Teatro La Candelaria, Julio Mario Santo Domingo y Teatro Colón). Se esperan nuevas temporadas hacia finales de Septiembre. Una propuesta de poesía en escena a la que siempre valdrá la pena asistir. Camilo Barajas Hernández
Se dio hasta fin de agosto 2016
Teatro La Candelaria
Cll 12 No. 2 – 59 – Bogotá
Colombia
