LIE LOW, un desvelo que acecha

Con humor y un pulso calculado, la obra traza un recorrido donde los desbordes se vuelven parte del paisaje mental

Lie LowActúanCody Nickell y Megan Graves – CoreografíaRobert Bowen Smith – Escenografía: Gisela Estrada – Vestuario: Logan Benson – Iluminación: Alberto Segarra – Sonido: Kenny Neal – DramaturgiaCiara Elizabeth Smyth – DirecciónRex Daugherty

En sintonía con una problemática creciente de la actualidad, Lie Low inicia con referencias al insomnio como un estado latente de amenaza. Caracterizada por Megan Graves, Faye revela a su terapeuta que lleva veinte días sin dormir. Entre episodios que rozan la manía, narra las pesadillas que la acosan mientras permanece prácticamente aislada en su departamento. Desesperada, acude a su hermano Naoise (Cody Nickell), a quien no ve desde hace un año, con la esperanza de que él la ayude a superar un trauma. Sin embargo, ese reencuentro será la puerta a la revelación de un secreto que se enlaza con los hechos que atormentan a Faye.

Escrita por Ciara Elizabeth Smyth, la pieza provoca reiteradamente al espectador, invitándolo a transitar la incomodidad y la perturbación, apelando al humor y a la tensión en escena como recursos para abordar heridas profundas, especialmente aquellas que emergen en ciertos entornos laborales y familiares. Con dirección de Rex Daugherty, la propuesta avanza con un pulso deliberado: evita explicaciones excesivas y administra la información en pequeñas grietas que, de a poco, se acumulan hasta desbordar. Esa economía expresiva se manifiesta en silencios y quiebres de tono que funcionan como marcas de un mundo interior fracturado.

El director construye un sólido paralelismo entre la apertura y el cierre durante las sesiones de Faye con su terapeuta. Al inicio, la protagonista enumera con precisión desesperada un sinfín de estrategias con las que ha intentado, en vano, vencer el insomnio: ejercicio, medicación, abstinencia, menos pantallas, hipnosis, entre otras. Hacia el final, dotada de una pulsión plena de vitalidad, la actriz despliega otra lista frenética, esta vez cargada de todas las actividades que promete emprender, como si buscara reconquistar las horas robadas por su falta de sueño. Esa simetría enmarca y sostiene la arquitectura narrativa de la obra.

Lie Low está cargada de simbolismos. La puesta de Gisela Estrada es austera, pero con una centralidad ineludible del armario de la madre, de donde surge un hombre-pato que la incita insistentemente a bailar. La iluminación de Alberto Segarra acompaña las transiciones, articulando los pasajes entre la vigilia y el sueño, que por momentos parecen cristalizarse en delirios y alucinaciones. Con temas musicales como Sing, Sing, Sing de Benny Goodman, la coreografía de Robert Bowen Smith introduce un respiro rítmico y un guiño lúdico. Los intérpretes se desplazan con agilidad entre lo onírico y la fantasía, trazando movimientos que condensan terror, euforia y una comicidad involuntaria que potencia la rareza del relato.

Lie Low no teme moverse en el filo: combina la ridiculez con la vulnerabilidad y transforma los miedos íntimos en una experiencia inquietante. Es una apuesta que invita a pensar cómo se procesa y sobrelleva aquello que continúa desvelándonos incluso cuando cerramos los ojos. Martín Quiroga Barrera Oro

Jueves a sábados a las 19.30
Sábados y domingos a las 14.30
(hasta el 23 de noviembre de 2025)
Atlas Performing Arts Center – Lab 2
Washington, D.C., EE.UU.
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Lie Low - Trailer

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