El príncipe de Nanawa (Argentina, 212 minutos, 2025) – Género: Documental – Con: Ángel Stegmayer Caballero – Fotografía e Imagen: Clarisa Navas y Lucas Olivares – Sonido: Mercedes Gaviria – Montaje: Florencia Gómez García – Guion y Dirección: Clarisa Navas
El príncipe de Nanawa es un documental dirigido por Clarisa Navas que va más allá de una simple crónica de un niño. A través de la mirada de Ángel Stegmayer Caballero –un niño en tiempo real-, la película revela la complejidad de Nanawa, una ciudad paraguaya vecina a la argentina Clorinda. Su ubicación, al borde del Río Pilcomayo y de la frontera internacional, no sólo define los límites físicos, sino que también refleja el flujo de personas, mercancías y culturas. La película evidencia cómo esta particular situación conforma el entramado social en torno al trabajo, la economía informal, la migración diaria y las relaciones interculturales, así como la convivencia entre comunidades que hablan español y guaraní. La frontera no es únicamente un límite político, sino un espacio dinámico donde se negocian y entrelazan constantemente identidades, valores y formas de vida.
Desde el comienzo del documental, se nos presenta a Ángel, un niño de nueve años cuyas reflexiones cuasi filosóficas anticipan los dilemas y aprendizajes que vendrán más adelante. Su curiosidad, su mirada crítica sobre la vida y la sociedad generan la sensación de una infancia inocente, ingenua. En una segunda parte, estas ideas se ven puestas a prueba. Aunque el espectador pueda pensar que han sido olvidadas, se percibe cómo esas reflexiones críticas siguen influyendo en sus decisiones y en su manera de interactuar con su entorno.
El documental plantea además una pregunta fundamental: ¿por qué darle la cámara a un niño? La respuesta no es inmediata, pero se hace evidente a medida que avanzamos en él. Al colocar la cámara en manos de Ángel, Navas nos invita a mirar la ciudad y su geografía desde la perspectiva de alguien que todavía no ha sido completamente moldeado por las estructuras de poder adultas. Un procedimiento que nos hace preguntar por nuevas maneras de afrontar la realidad desde el juego y el amor y observar la vida cotidiana desde una perspectiva fresca que difícilmente se lograría desde la mirada de un adulto. La potencia de esta decisión radica en el valor de la observación inocente y la libertad creativa. Al registrar su propia realidad, Ángel nos invita a cuestionar nuestras propias percepciones y fronteras mentales.
Otro eje importante del documental es la noción de familia, tanto la de sangre como la elegida a través de los vínculos sociales. La historia de Ángel se mueve constantemente entre los vínculos familiares recompuestos y las relaciones que él mismo construye, que lo sostienen y acompañan a lo largo de su vida.
Finalmente, asistimos a la evolución de los valores de Ángel. Al inicio, como muchos niños, proyecta su futuro en términos de roles tradicionales de poder. Quiere ser político o militar, figuras que podrían transformar la sociedad desde arriba. Sin embargo, hacia el final, se concentra en el entorno inmediato que puede modificar. Esta transición es conmovedora y profundamente significativa: nos recuerda que el cambio no es siempre una cuestión de gran escala, sino que muchas veces se empieza por transformar lo que tenemos a mano, aquello que nos permite construir sentido y bienestar en nuestro entorno más cercano.
El príncipe de Nanawa combina problemáticas geográficas sociales con un delicado estudio de la subjetividad infantil. A través de un cuidadoso y –por fuerza- arbitrario montaje, se trabaja la idea de crecimiento y aprendizaje al retratar el desarrollo personal de un niño a lo largo del film. Victoria Varacalli
12 y 19 de octubre de 2025 a las 20
2 de noviembre de 2025 a las 20
Av. Figueroa Alcorta 3415 – CABA
Buenos Aires – Argentina
+54 11 4808 6500
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