El perfume, historia de un asesino (2006), basado en la novela de Patrick Süskind – 147 min – Drama – Actúan: Ben Whishaw, Alan Rickman, Rachel Hurd-Wood, Dustin Hoffman, Sara Forestier, Karoline Herfurth, Simon Chandler, David Calder, Sian Thomas, Michael Smiley, Franck Lefeuvre, Sam Douglas, Alvaro Roque, Ramon Pujol, Corinna Harfouch, Paul Berrondo, Joanna Griffiths, Guillermo Ayesa, Fermí Reixach, Duna Jové, Francesc Albiol, Edgar Moreno, Richard Collins-Moore, Ariadna Cabrol – Dirección: Tom Tykwer
El film es de una producción y factura notables, y consigue llevar a cabo algo muy difícil para el cine… transmitir un mundo de esencias y olores, tan subyugantes como nauseabundos. Las imágenes son de un impacto a veces difícil de soportar aunque con una muy llamativa y particular estética. La ambientación es impresionante en términos de reflejar la sociedad y la suciedad, los mercados y las boutiques de perfumes, el contraste permanente entre las maravillosas y esplendorosas vistas de interminables praderas y hasta un cuerpo nacarado y frío flotando dentro de un gigantesco y vidriado continente.
Hay un marcado gusto por el detalle, un vestuario cuidadísimo tanto en lo lujoso como en lo paupérrimo, fotografía excepcional, el personaje principal con el physique du rol acorde –Ben Whishaw– y una actuación que subyuga al espectador del mismo modo que a las mujeres a las que desea. Es de destacar también el papel de Dustin Hoffman como el perfumero que le enseña algunos secretos. Pero el final del film se aproxima… y entra el delirio psicodélico…
En una toma que parece extractada de algún film de la época de liberación hippie, el pueblo se trenza en una inentendible orgía donde todo vale, mientras la música acompaña las ridículas expresiones de quienes creen ver un ángel y no se sabe si están en estado místico, catatónico o que clase de ácido se han tomado. En fin, disfruten la primera parte con todos sus sentidos, y ríanse o queden boquiabiertos en los últimos 20 minutos que dura el cierre sin sentido de lo que podría haber sido una joya cinematográfica. Lástima que el cine no tenga posibilidad de alternate endings como ofrecen muchos DVD, pues aportaría algo más a los que ya se me han ocurrido. Todo no se puede. Martin Wullich
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