BUDAPEST FESTIVAL y JOZSEF LENDVAY, gozosa presentación

La orquesta y el violinista húngaros brindaron un estupendo concierto en la apertura de temporada del Mozarteum Argentino

www.martinwullich.com - TANGO de Igor Stravinski - Teatro Colu00f3n

El sonido pleno de contrastes impuesto a la Suite de Danzas de Béla Bártok fue un ideal preludio para disfrutar del muy romántico y complejo  Concierto para violín No. 1 de Niccolò Paganini. Desde el comienzo se notó que el director Iván Fischer marcó cierta aceleración a la Budapest Festival Orchestra en la ejecución, cosa que el solista József Lendvay aprovechó para demostrar su virtuosismo en los innumerables pasajes donde el compositor puso su impronta dejando claro que este concierto no es para cualquiera. Con un aspecto más cercano a la música de rock, ostentando su cabello largo y desprolijo junto a una barba incipiente, el violinista ofreció notables matices en cada una de las variantes de la célebre composición mientras, en los momentos netamente solistas, Fischer se relajaba cómodamente a observar ese prodigio, apoyado en el podio a la manera de un balcón, también notable en las exultantes caras de los músicos, particularmente de sus compañeros de cuerda.

El sonido de un celular en la sala, justo en un silencio de blanca, insólitamente a tono con la nota precedente, no sólo no lo molestó sino que le generó una sonrisa. Ante el pedido insistente de un bis, Lendvay ofreció un exquisito estudio del compositor italiano, pieza tan complicada como subyugante, donde hizo hablar literalmente a su Stradivarius de 1693, extrayéndole los más deliciosos y sorprendentes sonidos a golpes de arco, pizzicatos y staccatos, erigiéndose una vez más como si fuera digno hijo de Paganini.

El final, con la imponente 5ta. Sinfonía de Piotr Ilich Tchaicovsky, el Maestro Fischer manejó a la orquesta con energía creciente, sobre todo a partir del valseado tercer movimiento, y en el momento de pasar la página de la partitura para el comienzo del último, lo hizo de modo tan intempestivo que el sonido del papel resonó como si de una nota más se tratara, sin solución de continuidad. Asimismo, en el clásico falso final, se oyó su respiración, tomando aire para cerrar con increíble fuerza, como en un ejercicio gimnástico, tal como lo demostraban sus brazos y su voladora batuta.

El aplauso interminable lo hizo salir una y otra vez a saludar, con lo cual regaló fuera de programa el fantástico Tango de Igor Stravinski. Mientras arengaba al público a bailarlo, uno de los músicos dejó su sitio para invitar a una compañera, ofreciendo una danza plena de vueltas y efectos, como en el mejor de los shows tangueros de la ciudad, situación inusitada y encantadora que no pude resistir grabar con mi celular, aunque sólo fuera el minuto final. Disculpen la calidad. Vale el momento. Martin Wullich

Fue el 2 de mayo de 2011
Teatro Colón
Libertad 621 – Cap.
(011) 4811-3348

www.mozarteumargentino.org

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