ALIENACIÓN, lo nuevo de José Pérez Vargas

El músico chileno conversa sobre su disco que cruza lo eléctrico y lo acústico para explorar la desconexión y reconstruir vínculos

La alienación parecería hoy en día ser la regla de las relaciones entre seres humanos. Hay mucha desconexión que nos lleva a no valorar al otro. Pero la música tiende puentes, hermana a las personas, tiende a ligar, en lugar de desunir. Esa es la idea de José Pérez Vargas. Y la plasma en su música. En esta oportunidad nos habla de la presentación de su nuevo trabajo, de por qué eligió el jazz como género de expresión y de las diferencias entre el contrabajo y el bajo eléctrico, instrumentos que él maneja.

Alienación recoge el testigo de su trabajo anterior, Kosen-Rufu, pero se aleja de las métricas rígidas para adentrarse en un terreno mucho más vivo y orgánico; el compás, la melodía y la armonía dialogan con total libertad. “Yo me considero bajista eléctrico y me gusta explorar solos y sonoridades más fusionadas”, enfatiza. Alienación es una crítica de lo que somos, pero desde un lugar poético.

¿Qué diferencia sentís cuando tocás el contrabajo y el bajo eléctrico?
Son como dos mundos distintos. El contrabajo me conecta con algo más físico. Es un instrumento que te exige cuerpo, te abraza, te obliga a estar presente. El bajo eléctrico, en cambio, tiene más versatilidad tímbrica, más inmediatez. Me permite jugar con texturas, efectos, y meterme en terrenos más contemporáneos. Cada uno tiene su identidad.

¿Por qué la decisión de hacer en dos formatos tu nuevo disco: el acústico y el eléctrico?
Sentía que las composiciones pedían ser escuchadas desde dos lugares distintos. Una misma obra puede tener múltiples capas, y quería mostrar eso. Lo eléctrico me permitía un enfoque más moderno, más urbano incluso, mientras que lo acústico me acercaba a lo orgánico, lo humano, lo crudo, como ver un mismo paisaje en dos estaciones distintas.

¿Cómo concebiste este trabajo tan particular que es Alienación?
Fue un proceso largo, muy ligado a lo personal. Venía reflexionando sobre la desconexión que vivimos todos los días: con nosotros mismos, con los demás, con el arte incluso. Y esa sensación me llevó a escribir música que reflejara esa tensión. Alienación nació de mirar hacia adentro y también hacia afuera, de ver cómo esa fractura se mete en lo cotidiano.

¿Por qué elegís el jazz como tu forma de expresión?
Porque es libertad. El jazz me permite improvisar, explorar, dialogar. No es una música cerrada, y eso me representa. Además, tiene algo comunitario, una forma de comunicación entre músicos que es única. Y también es un lenguaje que absorbe otras músicas, otros paisajes…

¿Cómo influyó tu formación en Chile y luego en la Escuela de Música Popular de Avellaneda?
Muchísimo. En Chile empecé a formarme técnica y musicalmente, pero en Avellaneda conecté con la música popular desde otro lugar. Ahí entendí la música desde la improvisación y el campo armónico más amplio. Y conocí a músicos increíbles, gente que me ayudó a ampliar mi mirada y también a confiar en mi propia voz.

Vos decís que Alienación no es sólo una exploración musical; también es una reflexión profunda sobre la desconexión emocional, social y artística de nuestro tiempo. ¿Qué comentario te surge al respecto?
Que estamos anestesiados. Nos cuesta sentir, nos cuesta escuchar al otro, y eso se refleja en el arte, en las relaciones, en cómo vivimos. Alienación es mi forma de decir “basta » y tratar de vivir lo realmente importante y lo que nos llena. De invitar a una escucha más profunda, a reconectar. Es también una crítica, claro, pero desde un lugar poético.

¿Puede la música mejorar las relaciones humanas basadas actualmente en el consumismo y la violencia?
Sí, totalmente. La música crea puentes. Nos hace empatizar, nos hace compartir un momento, una emoción. Es un espacio donde no importa lo que tenés o lo que consumís, importa lo que sentís. Y eso, en tiempos tan deshumanizados, es vital. Aunque también sirve para lo contrario y es muy habitual verlo y escucharlo.

¿En qué te inspirás para componer tus temas?
En lo que me pasa, en lo que veo, en lo que leo, en lo que me atraviesa. A veces es una imagen, una palabra, una sensación. Muchas veces es una respuesta a momentos de mi vida. La música aparece cuando necesito entender algo, o procesarlo, o simplemente basarme en estos principios y pensar cÓmo sonarían esos momentos y adecuarlos a lo que creo que debe sonar.

¿Cómo se diferencia este trabajo nuevo del anterior?
Creo que Alienación es más maduro. Es más conceptual también. En los trabajos anteriores había búsqueda, pero ahora siento que encontré un lenguaje más propio o más consolidado en mi forma de componer. Aunque en general tienen muchas similitudes en los obligados y minimalismo.

¿Cómo es el equipo de músicos con el que trabajás?
Son músicos tremendos, pero sobre todo personas muy sensibles. Hay una escucha real, una entrega. No es sólo tocar las notas: es entender lo que hay detrás de cada tema. Con algunos vengo compartiendo hace años, y eso se nota en la música. Hay complicidad, hay confianza, hay diálogo.

¿Qué expectativas te genera tu presentación en Prez?
Muchas. Es la presentación oficial del disco y quiero que sea una experiencia para quien venga. No es sólo un concierto: es una invitación a entrar en este universo que armé. Y compartirlo en vivo, con los músicos que tanto admiro y con el público, es cerrar un ciclo y empezar otro. Estoy feliz y con muchas ganas.

Sábado 5 de julio 2025
Prez
Anchorena 1347 – CABA

Alienación Acústico en YouTube
Alienación Eláctrico en YouTube
SpotifyJosé Pérez Vargas

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