TRES HISTORIAS DESAFORADAS, narrativas fragmentarias

El Ensamble ArtHaus y el estreno de una magnífica obra de Lucas Fagin y Pablo Katchadjian

Ensamble ArtHaus: Rosario Castillo (flauta), Federico Landaburu (clarinete), Valentín Garvie (trompeta), Alina Traine (arpa), Pablo Boltshauser (guitarra/guitarra eléctrica), Manuel Moreno (mandolina), Bruno Lo Bianco, Gonzalo Pérez (percusión), Marcelo Balat (piano y sintetizador), Leandro Rodríguez Jauregui (teclados), Diego Ruiz (sintetizador), Pablo Rubino, Carlos Britez (violín), José Araujo, Benjamín Baez (violoncello), Julián Medina (contrabajo) Dirección: Pablo Druker – Dirección general: Andrés Buhar – Dirección artística: Lucas Fagin

Tres historias desaforadas y un final para el amor es el provocativo título bajo el cual se presentó el octavo programa de la temporada 2025 del habitualmente desafiante Ensamble ArtHaus. En realidad, la música contemporánea (utilizamos aquí la expresión en el sentido de un concepto y no de una cuestión de temporalidad) plantea por sí misma un desafío: el de alejarse, de manera más o menos radical, de los elementos de la música que tradicionalmente son más reconocibles para el oyente promedio, para presentar en su reemplazo lógicas y estéticas alternativas.

Un buen ejercicio para acercarse a la música contemporánea es tomar como referencia otras artes. Imagine el lector, por ejemplo, un cuadro abstracto; uno de Wassily Kandinsky podría ser ideal para este ejercicio. Es evidente que ese cuadro no puede ser abordado desde los mismos criterios con los cuales se aprecia una obra plástica figurativa. Ahora imaginemos que ese cuadro tiene una evolución cinética; que esos colores y estas formas cambian y evolucionan durante un cierto lapso del tiempo, como si en lugar de un cuadro se tratase de una película. Una vez logrado esto, solo resta imaginar que, en lugar de formas y colores, esta obra está integrada únicamente por sonidos. Eso es la música contemporánea.

Pero los programas del Ensamble Arthaus además son desafiantes porque le buscan la vuelta para que cada propuesta tenga una singularidad, un enfoque inusual, que provoque –en el sentido más amplio de la palabra– una sorpresa. En este caso tenemos tres obras, la última de las cuales presenta, a su vez, tres historias, ciertamente desaforadas. Pero vayamos por orden, dado que este fue uno de los aciertos del programa: las tres obras estuvieron bien planteadas en su secuencia de presentación. Curiosamente, fueron de lo más abstracto a lo más figurativo.

La presentación comenzó con el estreno mundial de una obra del compositor colombiano Marco Suarez-Cifuentes, escrita para flauta, clarinete, trompeta, percusión, violín, violoncello y contrabajo: Vulgaris Fictio. Vinculado estrechamente al IRCAM de París, lo cual marca ya cierta línea estética, la obra propone una trama de sonidos hiperfragmentados, que reclaman del oyente abandonar cualquier pretensión de hallar algún esbozo de melodía, armonía o ritmo reconocibles, pera entregarse a una telaraña de sonidos cuya lógica organizativa –que sin duda la tiene– se ubica más allá de lo intuitivo.

En la segunda obra, el estreno sudamericano de Cosmigimmicks (2012), para trompeta, percusión, arpa, guitarra acústica, mandolina, piano preparado y violín, de la compositora coreana Unsuk Chin, la fragmentación del discurso musical sigue estando presente, pero el oyente ya será capaz de reconocer células sonoras organizadas de una manera mucho más evidente, a partir del contrapunto inicial entre la guitarra, la mandolina y el arpa. Aquí los antecedentes de la compositora la vinculan a Gyorgy Ligeti, de quien fuera discípula, y en este trabajo resuenan reminiscencias de la Musica Ricercata del maestro. 

Si del aparente caos inicial pasamos a estructuras y sonoridades más comprensibles / asimilables, en la tercera parte desembocamos en el plato fuerte del programa: otro estreno mundial, en este caso una composición de Lucas Fagin en colaboración con el escritor Pablo Katchadjian: La cabeza perdida. Escrita para flauta, clarinete, trompeta, guitarra eléctrica, percusión, teclado, dos sintetizadores, violín, contrabajo y voces pregrabadas (aunque perfectamente podrían también ser interpretadas con actores en escena), aquí ya entramos en el terreno del teatro musical, con una obra originalísima, divertida, y que bien podría haber justificado por sí sola el título del programa general: Tres historias desaforadas y un final para el amor.

Aquí la música se resuelve a partir de su articulación con un guión narrativo que presenta tres breves escenas independientes. Dos de ellas, la inicial y la última, son las más elaboradas en cuanto a narrar situaciones ficcionales concretas (la intermedia tiene un tono más poemático) y ambas son sencillamente desopilantes. En la primera, algo cae desde el espacio y, por un error de cálculo, podría producirse una catástrofe sobre la superficie del planeta. Dos astronautas, se diría que de impronta porteña, intercambian comentarios por radio sobre el asunto, mientras en una pantalla se proyectan los diálogos, como una forma de refuerzo del sentido. Más tarde, un asunto delictivo desemboca en una situación que tanto podría terminar en un sangriento ajuste de cuentas como en una cuasi declaración amorosa. Es interesante verificar cómo la música cumple con su función narrativa a partir de elementos arquetípicos que se corresponden con los clásicos relatos espaciales del cine, en un caso, y con el spaghetti western, en el otro. 

El encuentro de la ficción narrativa con la música académica contemporánea produce una estética realmente novedosa, que viene a renovar lo que ya de por sí es un lenguaje con pretensión renovadora. Jamás antes habíamos tenido la ocasión de reírnos en un concierto de músicas contemporáneas. (En rigor de verdad sí, pero en esos otros casos no habría sido esa la intención del creador). Con una estructura de relato  (el textual) dentro de otro relato (el musical) y un dispositivo de diez músicos, incluidos dos sintetizadores minimoogs, más las voces pregrabadas, la obra también trabaja desde su guion narrativo con la fragmentación, jugando con unidades de texto mínimas, las repeticiones y las pausas dramáticas.

Recomendamos estar muy atentos a la programación del Ensamble ArtHaus, porque siempre aporta novedades  interesantes y con una excelente calidad interpretativa. Eso sí: vaya siempre con la cabeza y los oídos bien abiertos.  Germán A. Serain

Fue el domingo 9 de noviembre de 2025
Auditorio ArtHaus
Bartolomé Mitre 434, CABA

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