EL REFUGIO ATÓMICO, una oportunidad perdida

Netflix vuelve a apostar por Álex Pina después del éxito de “La casa de papel”, pero esta vez la fórmula no funciona

El refugio atómico (España, 2025) – Género: serie, thriller, ciencia ficción – Elenco: Miren Ibarguren, Pau Simon, Alicia Falcó, Joaquín Furriel, Natalia Verbeke, Carlos Santos, Montse Guallar y Agustina Bisio – Música: Frank Montasell, Lucas Peire –  Guion y Dirección: Alex Pina, Esther Martínez Lobato y otros – Dur.: 8 capítulos de 55 min. 

El refugio atómico llega con todas las expectativas puestas en su creador. Álex Pina, junto a Esther Martínez Lobato, regresa a Netflix con lo que promete ser su proyecto más ambicioso hasta la fecha. Pero las promesas no siempre se cumplen.

La serie arranca con una premisa sólida: un búnker nuclear que alberga a 200 millonarios mientras el mundo se desmorona afuera. La idea tiene potencial, pero sus creadores cometen un crucial error, mostrar todas sus cartas en el primer episodio. Copia sin pudor a otras producciones exitosas y se queda sin municiones para el resto de la temporada.

La historia se centra en dos familias unidas por una muerte accidental. Sus secretos se van revelando episodio tras episodio, pero el resto de los habitantes del refugio simplemente desaparece después del segundo capítulo. Es como si los otros 194 millonarios se hubieran esfumado. Solo quedan los protagonistas principales, desperdiciando por completo la riqueza dramática que ofrecía un búnker lleno de gente rica y desesperada.

Minerva, uno de los personajes clave, habla de la ansiedad y los miedos que sufrirán los refugiados. Pero esas tensiones nunca se materializan. Todo el mundo parece vivir cómodo ahí abajo, como si estuvieran en un hotel de cinco estrellas y no en un búnker esperando que termine el apocalipsis.

Los trabajadores del refugio también están mal desarrollados. Hay un camarero que hace de todo, sirve tragos, saca la basura y arregla lo que se rompe. En una escena particularmente absurda, un habitante golpea a un empleado hasta casi matarlo y no pasa nada. Los controladores del búnker lo dejan ir sin consecuencias. Cualquiera que haya visto una película de cárcel sabe que esto es imposible.

La serie tiene detalles que no resisten el menor análisis. El alcohol corre a raudales por el refugio. ¿En serio encerrarían a 200 personas estresadas con acceso libre a alcohol? Es como si los creadores no hubieran visto lo que pasa cuando se abre una barra libre en situaciones de tensión.

El refugio atómico roba descaradamente de otras producciones. Los uniformes salen de producciones como Fallout, la idea del búnker de El silo, hay una escena del compactador de basura que es calcada de Star Wars. Los aviones al principio del apocalipsis vienen de World War Z. Hasta hay una referencia directa a The Game que da vergüenza ajena. Y así podria seguir citando cosas.

Y no termina ahí. Los primeros veinte minutos del primer episodio están prácticamente calcados de El inocente, otra serie española que sí vale la pena ver. Es como si Pina hubiera hecho un collage de todo lo que le gustó de otras series sin preocuparse por crear algo original.

El acabado técnico es impecable, eso hay que reconocerlo. La ambientación del búnker está muy bien lograda, los colores y los diseños funcionan. Uno realmente siente que está en un lugar construido para sobrevivir al fin del mundo. Pero los personajes son todos detestables y varios de los actores actúan como tablas de madera.

La serie trata de ser dos shows al mismo tiempo: cuenta la historia de los organizadores del búnker y la de las familias millonarias. Esta decisión narrativa no ayuda para nada. La acumulación constante de conflictos y golpes de efecto convierte todo en un culebrón malo. Los diálogos son forzados y la sobrecarga dramática se vuelve monótona.

La organización del búnker es lo más rescatable de la serie, donde se nota la mano de los creadores de La casa de papel. Ahí es donde esta actual propuesta se siente más fresca, pero esa frescura se va perdiendo cuando la serie decide priorizar lo impactante sobre lo interesante.

Al final, todo se reduce a enredos amorosos innecesarios. La estafa que motiva la historia queda como contexto para que los personajes se líen entre ellos. Es una oportunidad perdida de hacer algo realmente distinto.

El refugio atómico no es una mala serie, pero tampoco es la nueva La casa de papel que Netflix esperaba. Tiene una idea central buenísima que daba para mucho más desarrollo, pero no da la talla. Solo el primer y último episodio salvan la temporada.

Para los que esperábamos algo a la altura de las mejores producciones españolas como El inocente, Contratiempo o cualquier película de Alejandro Amenábar, esta serie es una decepción. Netflix necesita entender que copiar fórmulas exitosas no garantiza el éxito. Cristian A. Domínguez

El Refugio Atu00f3mico | Tru00e1iler Oficial | Netflix Espau00f1a

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