SACRO SANTO, grotesco místico

La religiosidad rural se vuelve delirio en una parábola sobre el derrumbe

Sacro SantoActúan: Mirta Bogdasarian, Leo Martinez, Micaela Rey – Vestuario: Melina Benitez – Diseño De Iluminación: Ricardo Sica – Movimientos: Jazmín Titiunik – Escenografía: Melina Benítez, Damián Smajo – Música y Sonido: Martín D’Agostino – Objetos y Maquinaria: Mateo Smajo – Dramaturgia y Dirección: Damián Smajo

En el seno del teatro independiente porteño, donde la experimentación se encuentra con la tradición, surge Sacro Santo. La nueva propuesta del creativo Damián Smajo nos lleva al interior profundo de la Argentina con una estética deliberadamente retro y una narrativa que no teme explorar los abismos de la desesperación humana.  Galardonada con el Premio ARTEI 2024 a la Producción Independiente, la pieza se presenta como un reflejo distorsionado de nuestras crisis, camuflado con los ropajes del mito y la religiosidad popular.

La historia nos sitúa en un universo rural donde Hipólita, una virgen milagrosa de las pampas, ha perdido sus dones sagrados y navega la desolación de quien alguna vez fue tocada por lo divino. Su hermano Payo, armado y desesperado, intenta recuperar a escopetazos la gloria que los acompañó en tiempos mejores. Es en este contexto de decadencia donde Smajo construye su parábola sobre la Argentina contemporánea, y recurre al grotesco como herramienta para diseccionar las dinámicas de poder y victimización que atraviesan nuestra sociedad.

El pequeño teatro de Villa Crespo se transforma cada sábado en un espacio sagrado y profano a la vez. Desde el ingreso, con su altarcito dedicado a la virgen, el público es introducido en un ritual que lo prepara para lo que vendrá: una experiencia teatral que no busca comodidad sino confrontación. La escenografía, diseñada por Melina Benítez en colaboración con Smajo, construye un universo visual que dialoga perfectamente con la propuesta estética general, colmada de pequeños detalles, y crea un espacio que es tanto santuario como matadero.

Las actuaciones constituyen el corazón palpitante de esta propuesta, en manos de un trío que funciona como un torbellino emocional. Micaela Rey encarna a Hipólita con una intensidad que oscila entre lo sagrado y lo obsceno; construye un personaje que es víctima y victimario a la vez. Su transformación de niña milagrosa que pierde sus dones a mujer corrompida y engañosa que, al vender su propia sangre, se convierte en una metáfora brutal sobre los costos de la supervivencia en tiempos de crisis.

Leo Martínez compone a Payo, su hermano gemelo, celoso y protector al mismo tiempo,  que trasciende la caricatura para convertirse en la encarnación de la violencia desesperada de quien no acepta la pérdida. Su trabajo corporal, guiado por Jazmín Titiunik, logra momentos de verdadera potencia escénica. Mirta Bogdasarian completa el triángulo dramático con una presencia que aporta matices esenciales a la dinámica general. Representa un símbolo de tragedia en las zonas rurales, aunque en la trama representa lo opuesto: lo altera todo y potencia al extremo las emociones desbordadas que reinan en la obra.

La dramaturgia de Smajo, si bien peca de cierta reiteración en sus primeros compases, encuentra pronto su ritmo y desarrolla una narrativa que abraza las tradiciones del interior argentino desde una perspectiva contemporánea. El autor construye un universo donde los mitos rurales, como «la luz mala», se entremezclan con realidades urbanas actuales, creando un híbrido que funciona tanto como retrato de época y como profecía social.

Por otro lado, Sacro Santo cuenta con un diseño de producción sólido. La iluminación de Ricardo Sica acompaña los estados emocionales sin subrayar en exceso, mientras que la música y el sonido de Martín D’Agostino construyen una atmósfera que realza la propuesta general. Mención especial merece el trabajo de Mateo Smajo en la realización de objetos y maquinaria, particularmente la máquina succionadora que extrae la sangre alucinógena de Hipólita, un elemento que funciona como símbolo de la explotación sistemática.

Sacro Santo no es una obra cómoda. Su propuesta estética y su exploración de la desesperación humana pueden resultar perturbadoras para algunos espectadores. Sin embargo, es precisamente en esa incomodidad donde radica su fuerza. Su trama plantea una pregunta incómoda: ¿Hasta dónde es capaz de llegar el ser humano cuando se encuentra al borde del abismo? La respuesta es tan cruda como necesaria, construida desde un lugar de parodia que no oculta su dimensión trágica. En tiempos donde la desesperación social se hace cada vez más visible, esta propuesta teatral se convierte en un documento artístico de nuestro presente, un grito desde los márgenes que merece ser escuchado. Cristian A. Domínguez

Sábados a las 18
(hasta fin de agosto 2025)
El Excéntrico de la 18
Lerma 420 – CABA
+54911-6801-6092
Entradas por Alternativa

Vota esta nota

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación / 5. Recuento de votos:

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Publicado en:

Deja una respuesta