Algo en común tienen el británico Gustav Holst (1874-1934) y el alemán Carl Orff (1895-1982), además de haber sido contemporáneos. Los dos compositores son recordados fundamentalmente por una obra en particular cada uno de ellos, lo cual de ningún modo quiere decir que no hayan escrito otras músicas valiosas. Por lo demás, los nombres de ambos coincidieron en el Festival Holst Orff, que marcó el notable regreso del Ensamble Lírico Orquestal al escenario del Auditorio de Belgrano.
En el caso de Holst, la obra más reconocida de su catálogo es sin dudas la suite Los planetas. Escrita entre 1914 y 1917, la obra derivó de un repentino interés del compositor por la astrología, lo cual explica que cada planeta haya sido asociado a un carácter específico. Así es como Mercurio es caracterizado musicalmente como el mensajero alado, Neptuno como el místico, Marte como el que trae la guerra, etcétera. Esto marca el carácter descriptivo de cada una de las siete piezas que integran la suite.
La suite de Holst tuvo muchas reinterpretaciones, especialmente a partir del descubrimiento de Plutón, que llevó al compositor Colin Matthews a querer completar la suite con un octavo número, titulado Plutón, el renovador. También hubo un proyecto, llevado adelante por la Filarmónica de Berlín, que consistió en expandir la obra original de Holst agregando nuevos movimientos dedicados a planetas enanos y otros objetos del sistema solar, con la participación de varios compositores.
Por otra parte, la suite original ha sido adaptada para numerosas combinaciones instrumentales, y el propio Holst reutilizó la sección central de Júpiter para su himno I Vow to Thee, My Country. Lo que se escuchó en la primera parte de este Festival Holst-Orff no fue, sin embargo, una adaptación de Los planetas, sino la versión original, tal cual fue compuesta inicialmente por el propio Holst, para dos pianos, antes de que realizara la orquestación con la cual la obra terminó teniendo fama mundial.
La interpretación estuvo a cargo de Gustavo Codina y Esteban de Bardeci, y a la misma se sumó una coreografía original concebida por Luciano Garbuio, que fue realizada por la Compañía de Arte Buenos Aires. Adicionalmente, una gran pantalla ubicada en el fondo del escenario sirvió como un atractivo complemento visual.
La segunda parte sumó la participación de dos coros: el Coro Polifónico de la Universidad de Morón y el Coral Ensamble. A ellos se añadieron dos cantantes solistas -impecables Pamela Rosenstock y Matías Tomasetto– y un efectivo grupo de percusión, sumando así los casi ochenta artistas en escena anunciados en las promociones.
Si hay una obra con la cual se identifica a Carl Orff, podemos asegurar que es la cantata profana Carmina Burana (somos optimistas: es probable que esto se limite a su primer número, el O fortuna). Sin embargo, esta obra es nada más la primera de una trilogía que completan El triunfo de Afrodita y Catulli Carmina. Esta última cantata escénica, la segunda del tríptico, fue estrenada en 1943 y está basada en textos del poeta latino Cayo Valerio Catulo (84-54 a.C.).
La obra, que experimenta con ritmos sincopados y repeticiones de elementos, anticipando en cierto modo el minimalismo, propone una temática sensual —se diría, de hecho, prácticamente procaz— a través del abordaje de la historia de amor y deseo de Catulo hacia Lesbia. Dividida en un Preludio, tres actos y un Exordio (la estructura cíclica replica la de Carmina Burana), la cantata plantea un desafío vocal y escénico que fue llevado a cabo de manera más que convincente bajo la dirección de Raúl Marego.
También en este caso, sumando un atractivo elemento escénico a la lógica de teatro dentro del teatro que caracteriza la obra, la producción audiovisual tuvo un protagonismo central, sirviendo además de traducción a los textos en latín. El tono general, esto sí hay que decirlo, fue moderado. Dada la naturaleza de la obra, podría haber sido todo mucho más atrevido, aunque probablemente ya no hubiese sido apto para todo público.
Celebramos el regreso del Ensamble Lírico Orquestal al escenario del Auditorio del Belgrano. Es una muestra cabal de cómo el arte puede ser llevado adelante, de manera profesional, a través del empuje de una combinación de profesionales de las artes junto a artistas en formación o incluso básicamente amateurs, aunque no se note. Germán A. Serain
El Festival Holst Orff
fue el 2 de julio de 2023
Auditorio de Belgrano
Virrey Loreto 2348 – Cap.
Facebook del Ensamble Lírico Orquestal
Comentarios