LAS VOCES DEL TEATRO EMPIRE, de Ana María Rozzi de Bergel

Jugoso relato de la trayectoria del histórico teatro

Con un estilo ameno, ágil y pletórico de datos y referencias bibliográficas, Ana María Rozzi de Bergel nos cuenta la historia del teatro que Carlos Mathus tuvo a su cargo durante tantos años y que hoy está bajo la mirada de Antonio Leiva. Las voces del Teatro Empire, presentado en septiembre de este año, es un viaje fascinante por la vida de una sala que, lejos de la avenida Corrientes, nació como el sueño de una entidad gremial y se ha mantenido en pie a lo largo de más de ocho décadas.

Desde Rosario, Ana María Rozzi de Bergel llegó a Buenos Aires con el Teatro Independiente del Magisterio (TIM). Se trataba de una compañía activa entre 1958 y 1956, integrada por jóvenes de no más de veintitantos. A la cabeza estaba Carlos Mathus; nombre indisolublemente ligado a La lección de anatomía; su creación tuvo el raro privilegio de permanecer en cartel durante casi cuatro décadas. Ana María, con su título de profesora de inglés del Normal No. 1 de Rosario, prosiguió su formación: estudió gestión educativa en la Universidad CAECE, se doctoró en sociología en la Universidad Católica Argentina, fue actriz y, por si fuera poco, incursionó en la régie de ópera independiente.

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La estructura de esta obra consta de dos partes principales subdivididas en secciones según la temática, cada cual precedida por un epígrafe alusivo. La primera parte, Las voces, tiene como eje conductor las voces varias que han transitado por el Empire. El punto de partida: los inicios del sindicato La Fraternidad, con información valiosa sobre los ferrocarriles argentinos y la lucha de los ferroviarios por mejorar las condiciones de sus trabajadores. Luego se narra la historia de la construcción del edificio de Hipólito Yrigoyen 1934, la participación del arquitecto Jorge Sabaté, y detalles sobre el estilo del edificio. La autora cuenta pormenores de los festejos para la inauguración del teatro.

Rozzi de Bergel se explaya también en algunas cuestiones sobre la sala en sí, como su evolución de salón de actos a sala teatral (el declive hecho a la sala, el foso de orquesta que Carlos Mathus y Antonio Leiva recuperaran en 2012). Por supuesto que no faltan páginas para los murales que decoran el foyer y la sala, testigos mudos pero no menos vivos del devenir del teatro.

El lector se retrotraerá a mediados de los años treinta y los primeros pininos del teatro. Tras un paréntesis dedicado a la radiofonía, el relato continúa a partir de 1944 y todo lo que esos años trajeron apareado para nuestro país. Se menciona la relevancia de Armando Discépolo para la vida de esta sala; la visita del célebre compositor español Joaquín Rodrigo, en 1949; la salida a la palestra de nombres de la talla de Osvaldo Miranda, Alfredo Alcón, José Cibrián, Ana María Campoy, Graciela Borges, entre otros, y un simpática anécdota sobre Luis Sandrini y sus habilidades extra-actorales.

Es interesante leer las páginas dedicadas a la relación entre el Teatro Empire y la radiofonía argentina. En esta sección, Las voces de la radio, la autora incluyó en el epígrafe una cita de Marshall McLuhan, pionero de los estudios sobre los medios. El lector hallará una buena cantidad de datos y podrá repasar cuestiones como los inicios de la radiofonía argentina, las primeras emisoras radiales, el papel que desempeñó el auditorio del teatro para Radio Belgrano, y por supuesto la mención obligada a Jaime Yankelevich.

La autora plasma también los pormenores del teatro durante los años setenta y ochenta y las propuestas cinematográficas que fueron sosteniendo la vida del teatro, y el estado de cosas a partir de 1997 (después de estar cerrado durante 1996) gracias a la gestión de Mathus y Leiva, de quienes la autora dice que “aportaron algo que había estado presente en los comienzos del Empire, pero hacía años que le faltaba: la visión de gente surgida del teatro independiente”.

La puesta en valor que la dupla Mathus-Leiva le dio al teatro fue vital, y a ello hay que sumarle el trabajo de restauración de los murales comenzado en 2007, aunque todavía falta. Es notable el impulso que ambos le dieron a la música pues eso hizo que llegaran temporadas de ópera al Empire, que desde 2012 cuenta con sistema de subtitulado. Las líneas dedicadas a Mathus y Leiva en esta parte no podían ser más elogiosas.

La segunda parte del libro comprende una detallada crónica de más de cien páginas con una exhaustiva lista de los espectáculos que ha ofrecido el teatro, una sección central con ilustraciones varias, y una nutrida bibliografía. Las voces del Teatro Empire es un interesante material, generado con gran seriedad y honestidad intelectual, para quienes deseen profundizar el estudio de la historia del teatro en nuestro país. Viviana Aubele

Las voces del teatro Empire
Ana María Rozzi de Bergel
Editorial Eudeba (2020)
Colección Biblioteca Proteatro
294 páginas
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las voces del teatro empire libro ana maria rozzi de bergel autora Ana María Rozzi de Bergel trabajó como actriz, mimo y bailarina. También fue profesora de Expresión Corporal. Como actriz, siempre con la dirección de Carlos E. Mathus, participó en Querida Dacia, selección de cuentos escenificados de Dacia Maraini, y en la reposición de La cantante calva, de Eugène Ionesco. Fue directora repositora para las puestas de Carlos Mathus de La lección de anatomía y de Payasos de Timochenko Whebi. Es licenciada en Gestión Educativa y magíster en Gestión de Proyectos, además de doctora en Sociología por la Universidad Católica Argentina “Santa María de los Buenos Ayres”. La Universidad CAECE la nombró directora de su Área de Educación a Distancia en 2006, cargo que desempeña en la actualidad.

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