ÉTER RETORNABLE, cavilaciones tragicómicas

Éter retornable –  Actúan: Piero Anselmi, Julieta Bottino – Autoría: Angie Oña – Dirección: Gerardo Begérez

Aun no se han apagado las luces de la sala. Parece que Éter retornable está por empezar. Se oye alguna voz que se eleva por sobre el murmullo general y proviene del fondo de la sala. Se percibe una discusión. Da la impresión de una pareja que se pelea. Y es así nomás. Los espectadores curiosos se dan vuelta para ver que ocurre. Algunos hasta se ponen de pié para ver sus caras. Ella le enrostra que para qué salieron. El le dice que se calle. La discusión no es clara. Se levantan. Y suben al escenario. La escena es muy creíble, sobre todo teniendo en cuenta que esto es semimontado y que el tiempo de ensayo no ha sido el suficiente como para declarar un estreno oficial, por llamarlo de algún modo.

Comienza así la historia de una pareja que puede ser la de muchas o la de nadie, quizás familiar o similar a la de otros seres humanos. En realidad, más que comenzar, está terminando. Y lo que se discute es lo habitual, pero sin ambages, como echándose las cosas en cara, sin perdones aparentes, sin aceptación de culpas, tal como lo sienten. Y no hay temas que queden pendientes, ni siquiera los secos rastros que, en las macetas, alguna vez fueron plantas. Entre tanto, el mensaje de Nino Bravo llega a manera de reflexión y de recriminación, el hecho de no poder encontrar un amor o tener felicidad si se es tan humano como todos, si se nace llorando, si se crece jugando, si se vive soñando. Dicen que “vivimos olvidando que estamos vivos, y que morir es lo que nos toca después de tanta nada”. Y nomás comenzar se proponen hablar de nada.

El texto de Angie Oña es muy tremendo por momentos y muy disparatado en otros, sobre todo cuando delimita drásticamente las situaciones y no deja puntos medios, expresándolo tragicómicamente. Piero Anselmi lleva muy graciosamente a su personaje a un punto con algo de grotesco, otorgándole diversión a través de particulares gestos y movimientos casi robóticos, sumado a una forma de decir seriamente grandes contrasentidos. Julieta Bottino parece definir al suyo en la medida en que la obra transcurre, para acomodarlo en un justo punto de histriónica incomodidad, ideal en la relación tirada de los pelos y de los largos tallarines que se convierten en gastronómico armamento.

Gerardo Begérez demuestra una vez más, en este segundo encuentro, cuan rápidamente puede avanzar en el semimontaje de obras que pone en escena como si hubieran estado listas para ello, sobre todo cuando el equipo funciona a todo motor, dejando al espectador con el deseo de que no se enfríe, en aras del montaje definitivo. Martin Wullich

Éter retornable
se dio hasta 2011
Teatro del Artefacto
Sarandí 760 – Cap.
(011) 4308-3353
Estrenó como semimontado en
Teatro La Comedia – Enero 2010
Gerardo Begérez en Nuestros Actores