Intocáveis es la adaptación realizada por José Ruben Siqueira del film francés Intouchables. Sus protagonistas, Philippe (Marcello Airoldi) y Driss (Val Perré) se tejen dialécticamente empleando la contraposición. Se destaca la actuación de Airoldi quien, despojado de su cuerpo por representar a un tetrapléjico, sortea las limitaciones y potencia el refinamiento a través de su expresividad y gestualidad, contrastando con la espontaneidad y frescura de su cuidador domiciliario.
Esta pieza, dirigida por Iacov Hillel, se vale de la comparación para narrar la vida de un paciente confinado a una silla de ruedas. Preso por los muros de una lujosa residencia, Philippe debe seguir la rutina y los protocolos médicos. Pero el condicionamiento causado por su tetraplejía también se da por su status socioeconómico en el que sus círculos se limitan a galerías de arte y clubes sociales. Sin embargo, la llegada de Driss, un inexperto cuidador, marcará la transición hacia nuevas experiencias que, aunque supone riesgos (prueba la marihuana como droga recreativa), también genera nuevas emociones (conocer a la mujer que será su segunda esposa).
El vestuario, diseñado por Olívia Arruda Botelho, también apela al antagonismo: una gama de blancos y negros no se fusionan con las coloridas ropas que Driss viste quien -mediante su efusividad y abrazos- zanja esa brecha física y socioeconómica hasta culminar bailando con los demás personajes. Además de la comparación, Intocáveis se vale de la metonimia. La puesta en escena recrea, por medio del mobiliario, la sofisticación de las clases más acomodadas de un barrio parisino. Por el contrario, la omisión de cualquier objeto es la decisión para exponer la violencia y marginalidad de una periferia teñida por el robo y el narcotráfico.
La nula creatividad escenográfica de Fernando Brettas y Dado Brettas -en pantallas blancas evoca a rajatabla el interior y exterior de una casa- es compensada por la iluminación del mismo director, que también se vale del ejercicio metonímico: basta sólo un destello colorado para dar cuenta de la presencia de los autos policiales.
Finalmente, la intocabilidad encuentra un punto de contacto, un puente entre estos dos mundos que es, precisamente, el arte. Pues si Philippe es un coleccionista, Driss se revelará como un pintor extraordinario. Aun así, la escisión persiste: mientras que para el último es un medio con el que logra sacar a su hermano del apriete del narcotráfico, para el primero es un mero goce estético y un fin recreativo. Martín Quiroga Barrera Oro
Viernes a domingo
(hasta 30 abril 2016)
Teatro Renaissance
Rua Alameda Santos 2233
Jardim Paulista – Sao Paulo – Brasil
+(55-11) 3069-2286
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