NADJA SALERNO-SONNENBERG, rigurosa

Memorable concierto de compositores norteamericanos, a cargo de la violinista norteamericana

Como bien lo aclaró el carismático Enrique Arturo Diemecke luego de su clásico salto al podio con apertura de brazos, el programa se había armado “con cuatro compositores norteamericanos, para evitar decir americanos, que podría incluir a cualquiera de las Américas”. La elección de cada pieza del siglo XX, una por compositor, fue quizás la más representativa, aunque en el caso de Samuel Barber tenía un motivo: la presentación de la violinista romana Nadja Salerno-Sonnenberg, quien realizó un trabajo notable con su instrumento, demostrando su virtuosismo en un concierto cuyo tercer movimiento, el endiablado y agotador Presto in moto perpetuo no deja respiro al solista, hasta el inesperado final.

NADJA SALERNO SONNENBERG - Final Concierto Violin - www.martinwullich.com
UN AMERICANO EN PARIS - Final - www.martinwullich.com

Ya el comienzo, con la Obertura de Candide de Leonard Bernstein, había augurado una noche gozosa en todo aspecto, con la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires sonando acorde a la partitura, tan brillantemente, tan exultante, con perfectos matices marcados con absoluta precisión por el Maestro Diemecke.

Sin embargo, fue con Primavera en los Apalaches, de Aaron Copland, donde el carácter norteamericano se desplegó en su totalidad, a través de la composición encargada por la célebre Martha Graham para ser expresada coreográficamente, reflejando la impresionante vastedad de los montes durante la estación del título. Pasajes de una excepcional sutileza, y la aparición una y otra vez del tema con fuerza emotiva , permitieron navegar las áridas e impactantes imágenes de ese country extensísimo nunca mejor dibujado por Copland y reproducido por la orquesta con total sustancia.

Anunciada por Diemecke “y ahora, como dicen los franceses, ¡oh, la la!…” las bocinas de los taxis de la ciudad luz –indicadas en la partitura- preludiaron el inquieto paseo de Un americano en París. Obra también pensada para un ballet, el director no dejó de expresarlo con graciosos contoneos de su cuerpo mientras brindaba precisas indicaciones para el grupo de cornos, los saxos, los accesorios de percusión, las cuerdas mismas. La pieza, gozosa en sus sonidos que remiten al fárrago de una ciudad con gracia y alegría, fue magníficamente interpretada, cerrando una noche digna de recordar. Martin Wullich

Fue el 19 de junio de 2014
Teatro Colón
Libertad 651 – Cap.
(011) 4378-7109
Sitio Web de Nadja Salerno-Sonnenberg

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