Does anybody here remember Vera Lynn? / Remember how she said that / We would meet again / Some sunny day. / Vera! Vera! / What has become of you? / Does anybody else in here / Feel the way I do ?
¿Alguien aquí recuerda a Vera Lynn? / Recuerda cómo dijo que / volveríamos a encontrarnos / algún día soleado. / ¡Vera! ¡Vera! / ¿Qué ha sido de ti? ¿Hay alguien más aquí / que sienta lo mismo que yo?
Para muchos, fue la voz de Roger Waters, desde el álbum The Wall, de Pink Floyd, o a través del a película homónima dirigida por Alan Parker, la que trajo la primera noticia acerca de su existencia. Pero para muchos británicos, en especial para aquellos que vivieron en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, el nombre de Vera Lynn representaba mucho más que el nombre de una canción.
Lamentablemente su memoria quedará asociada a cierta romantización de la guerra. A una banalización del horror, a la cual se ha inclinado a menudo la cultura anglosajona. Y es que esta popular cantante y actriz inglesa, nacida en Londres el 20 de marzo de 1917, desarrolló su carrera durante la Segunda Guerra Mundial, promocionada bajo el apodo de The Forces’ Sweetheart (La novia de las fuerzas armadas). Fue una de las artistas más activas a la hora de brindar espectáculos especialmente destinados a sostener la moral de los soldados durante el conflicto, para lo cual emprendió viajes a lugares tan distantes como Egipto, India o Birmania.
Entre sus numerosas canciones se destaca particularmente We’ll Meet Again (Nos volveremos a encontrar), grabada en 1939, con letra y música de Ross Parker y Hugh Charles. La letra nostálgica de esta canción resultó particularmente atractiva para mucha gente que se había visto obligada a separarse de sus seres queridos debido a la guerra. La canción se convirtió en un emblema de la época, y en 1942 sirvió para titular una película que convenientemente fue también protagonizada por Lynn.
Curiosamente, al empezar el conflicto bélico Lynn creyó que sus posibilidades de triunfar en el mundo artístico se verían frustradas. “Cuando se declaró la guerra, pensé: Bueno, ahí va mi carrera. Terminaré en una fábrica, en el ejército o en algún otro lugar”, recordó alguna vez en una entrevista. Pero alguien descubrió que Lynn tenía, además de talento, un atractivo muy particular, sin aires de diva, que le recordaba a los soldados a las mujeres que habían dejado atrás. “Yo era una chica normal, alguien con quien podían sentirse vinculados.” Aprovechando este ángel, la cantante también fue anfitriona de un programa de radio de la BBC, identificado con el nombre de “Sinceramente suya”. Desde allí Vera Lynn enviaba mensajes alentadores a las tropas británicas en el extranjero e interpretaba las canciones que le solicitaban.
Finalizada la guerra, en 1952 se convirtió en la primera artista británica en encabezar las listas de ventas de música en los Estados Unidos, durante nueve semanas, con la canción Auf Wiedersehen Sweetheart, escrita un par de años antes por el compositor alemán Eberhard Storch. Poco después volvería a tener otro gran éxito con la canción My Son, My Son, número uno en 1954, que escribió en colaboración con el trompetista Eddie Calvert. Por entonces era una de las estrellas favoritas de la compañía Decca Records, con la que grabó durante 25 años antes de unirse al staff del sello EMI. Allí volvería a liderar la lista de éxitos en el Reino Unido con la canción It Hurts to Say Goodbye, en el año 1967.
Nombrada Oficial de la Orden del Imperio Británico en 1969 y Dama Comandante en 1975, Lynn decidió retirarse de los escenarios y dejar de lado su vida artística cuando cumplió 88 años, luego de cantar en Trafalgar Square en 2005, en una ceremonia del aniversario de la victoria de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Esa fue su última interpretación pública.
Sin embargo, no fue el último de sus logros. En septiembre de 2009, mucho después de su retiro, Lynn encabezó la lista de álbumes británicos con una colección de mejores éxitos titulada Nos encontraremos de nuevo: lo mejor de Vera Lynn, venciendo la competencia del lanzamiento de varios álbumes remasterizados de Los Beatles. Lynn se convirtió así, a sus 97 años, en la persona de mayor edad en formar parte de la lista británica de los 20 discos más vendidos.
El 18 de junio de 2020 falleció, a la edad de 103 años. Ojalá nos encontramos de nuevo con ella, siempre y cuando no sea en el marco de una guerra. Germán A. Serain
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