En un fenomenal despliegue de talento y madurez artística, Horacio Lavandera encantó a un público que fue a escuchar músicas acaso no tan difundidas de Beethoven, degustar algo de Mahler, conmoverse con poemas de amor y amenizar la noche con The Beatles y Soda Stereo. Lavandera no solo amalgamó sin fisuras estilos musicales tan lejanos en el tiempo y el espacio, sino que logró conectar muy bien con el público al compartir datos interesantes —y quizá desconocidos— de las obras, dándose incluso el lujo de hacerlo participar en algunos momentos lúdico-musicales.
El concierto comenzó con un bloque dedicado a Beethoven, aunque el artista no abrevó en las clásicas sonatas o conciertos, sino en variaciones. En primer lugar se pudieron apreciar las Siete variaciones sobre God Save the King (WoO 78), seguidas de las Cinco variaciones sobre Rule Britannia (WoO 79). Fue un inicio agradable y novedoso que precedió a las impresionantes 33 variaciones sobre un vals de Diabelli, donde Lavandera transitó por todos los estados de ánimo que puede ofrecer una obra de esas características.
La segunda parte del concierto contó con la participación de Alejandro Roemmers, figura destacada de las letras argentinas. Con una musicalización etérea compuesta por Lavandera, el reconocido empresario, poeta y dramaturgo recitó tres sonetos de su autoría: Amor entero, Solo el amor y Tus ojos. Su decir sereno y preciso aportó un momento de íntima belleza al programa, que reflejó la afinidad estética que ambos artistas comparten al concebir el arte como vehículo de trascendencia.
Luego fue el turno de Gustav Mahler, a quien el pianista evocó compartiendo algunas anécdotas sobre sus luces y fracasos. El Adagietto de la Quinta sinfonía y la Marcha fúnebre de su primer movimiento propiciaron el clímax para que, minutos más tarde, el pianista —ya con atuendo acorde a la ocasión— volviera al escenario con la Suite sobre The Beatles, cuyas partes homenajean a cada uno de los cuatro de Liverpool, y luego con el último movimiento de la sonata Soda Stereo.
Mientras que en el primer caso se inspiró en compositores del barroco inglés, en el segundo la fuente de Lavandera fue Alberto Ginastera. Lennon y McCartney estuvieron presentes en el andante Imagine, el allegro Eleanor Rigby y el moderato Yesterday, mientras que la impronta de Gustavo Cerati se sintió en el allegro En la ciudad de la furia, último movimiento de la sonata.
Las inquietas manos de Horacio Lavandera hicieron que, al final de la velada y a modo de bis, se escuchara una electrizante versión de Great Balls of Fire, de Jerry Lee Lewis, y ya cerca de la medianoche, una antigua versión del Himno Nacional Argentino, basada en el manuscrito Luca. Fueron casi tres vibrantes horas, un piano y un par de manos prodigiosas. Viviana Aubele
Fue el 25 de octubre de 2025
Teatro Coliseo
Marcelo T. de Alvear 1125 – CABA
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