El público terminó ovacionando de pie a Horacio Lavandera. Y fue más que justificado. Era el último concierto de la penúltima fecha del Festival Mozart, coincidente con los 260 años del nacimiento del compositor salzburgués.
Lavandera comenzó su presentación interpretando una serie de variaciones sobre la canción infantil “Ah vous dirais-je maman”, una preciosa muestra del genio y el sentido del humor del joven Mozart, quien a partir de la melodía más simple lograba generar una pieza extraordinaria. Después siguió la Sonata Nº 11, con su movimiento final, el Rondo alla turca, reconocido y festejado hasta por el menos entendido de los asistentes. Para entonces, el recital ya se había convertido en una fiesta. Pero todavía faltaba la segunda parte, con la Fantasía en Do menor y la Sonata Nº 14, que volvieron a mostrar a un pianista de enorme capacidad técnica, que además toca con la alegría de quien disfruta cuando hace música.
Los entusiastas e insistentes aplausos tuvieron eco en el pianista, generoso a la hora de los bises. Acorde a la temática mozartiana, Lavandera comenzó por la Fantasía sobre temas de Figaro y Don Giovanni, maravillosa paráfrasis inconclusa de Franz Liszt. El virtuosismo casi desenfrenado puesto en juego en esta pieza derivó después en una versión increíble de Libertango de Astor Piazzolla, que será difícil de olvidar. La conclusión llegó, finalmente, con las tres Danzas criollas de Alberto Ginastera, en el centenario de su nacimiento. Más allá de los aplausos, en el aire quedó flotando una sensación especial, indefinible, pero que probablemente tuviese que ver con cierto orgullo: el de haber escuchado a un artista argentino de la talla de este joven y talentoso músico.
Al día siguiente, como broche de oro de este Segundo Festival de Música Clásica organizado por la Fundación Konex, el mismo escenario recibió a los integrantes de La Filarmónica (la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, en definitiva, reunida bajo una designación alternativa) y del coro Lagun Onak. Junto a la soprano Oriana Favaro, de voz deliciosa aunque algo pequeña, la mezzo Virginia Correa Dupuy, el tenor Carlos Ullan y el magnífico barítono Hernán Iturralde, todos bajo la dirección de Carlos Vieu, interpretaron el Requiem en Re menor, maravilloso canto del cisne mozartiano, completado por su amigo y discípulo Franz Xaver Süssmayr. No importa cuántas veces uno escuche esta obra, siempre la emoción estará presente, sobre todo cuando -como en este caso- la tarea de los intérpretes resulta irreprochable.
Concluyó el Festival Mozart, pero prosigue la apuesta que realiza la Fundación Konex desde hace una década a través de este proyecto, que este año será sostenido mediante una multitud de diversas actividades destinadas a un público cada vez más amplio, más allá de los géneros y los preconceptos. Es una valiosa contribución privada a una dimensión –la cultura- que lamentablemente ha sido a menudo descuidada, cuando no directamente vapuleada, por los responsables directos de sostenerla desde el Estado. Germán A. Serain
Fue el 16 y 17 de abril de 2016
Ciudad Cultural Konex
Sarmiento 3131
(011) 4864-3200
2do. Festival Konex
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