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De todos los modos de violencia de la guerra, la desaparición forzosa es uno de los más devastadores. La ausencia de aquellas personas que son arrancadas de las órbitas de sus vidas se ancla en la memoria de sus seres queridos. Así, tal como sucede con el fenómeno del órgano fantasma, cuyo dolor puede seguir latente después de ser arrancado, los duelos inconclusos se actualizan y se manifiestan a través de delirios, resentimientos y otros modos en los que el sistema nervioso expresa su necesidad de ser restituido, reparado, aliviado.
Convencidos de la necesidad de abrir esclusas para ese pasado, con un rigor investigativo que salió al encuentro de voces reales y se asomó a las heridas que dejó la dictadura de su país, la compañía argentina La cuarta pared creó Bukenval. Mixtura de manicomio, campo de concentración y mazmorra; en el no-lugar de esta dramaturgia encontramos a dos hombres atormentados (interpretados por Nicolás Masciotro y Guillermo Ale), posesos por las fuerzas de aquellas horrorosas experiencias de la violencia, padecidas en carne propia, observadas en obligado silencio.
La locura llevada a la escena que proponen los actores tiene un rasgo distintivo muy interesante: sus sinsentidos, que en un comienzo capturan la atención por la poética de lo absurdo con la que nos envuelven, van abriendo corredores hacia un pasado lleno de situaciones que nos confrontan con episodios crudos por su realidad testimonial. Se nota que la riqueza del texto ha sido decantada e incorporada a través del tiempo; hay una fuerza gestual que sabe transitar por las situaciones con una notable dinámica, lo cual es de apreciar, pues es una dramaturgia que exige versatilidad para encarnar el cúmulo de emociones grabadas en el texto.
El modo en que la obra se desarrolla, su constante ir y venir del suceso violento a lo irreparable de sus consecuencias, su dramaturgia tejida a partir de las voces vivas que adquieren cuerpo en acciones minimalistas de plasticidad poética nítida, nos enfrenta con una realidad desafiante: si no nos acercamos a esa necesidad de reparación, si no nos asomamos a la herida y escuchamos atentamente las voces del pasado, con intención sanadora y conciencia profunda, ninguna posibilidad de tregua será estable a largo plazo. Camilo Barajas Hernández
Bukenval se presentó durante agosto 2016 en la Sala Seki Sano de Bogotá
Continúa su gira por Colombia hacia la ciudad de Manizales
Próxima función:
Viernes 19 de agosto a las 19.30
Sala Teatro Entre-piezas
Cll 74 # 19 – 46
Manizales – Colombia
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