BERNARDA ALBA AL DESNUDO, despojadas prohibiciones

Interesante y estética mirada del texto de García Lorca, que deja entrever confinados pensamientos

Bernarda Alba al desnudoActúan: Lulú Badaracco, Matías Barreto, Octavio Bolomo, Camila Brecht, Ricardo Casime, Nicolás Conti, Santiago Davico, Laura Giaigischia, Silvia Giser, Carlos Interdonato, Bryan Mazondo, Emanuel Moreno, Dora Samber, Mirta Samber, Carolina Zapata – Escenografía y Vestuario: Gabriel Pace – Iluminación: Daniel Aimi, Omar Serrani – Sobre textos de: Federico García Lorca – Dirección: Germán Akis, Raúl Baroni

Son las ocurrentes variantes pergeñadas por sus directores, Germán Akis y Raúl Baroni, las que hacen de Bernarda Alba al desnudo, curiosa versión de La casa de Bernarda Alba, el clásico de Federico García Lorca, algo distinto, llamativo y –sobre todo- sumamente estético.

La rigurosa madre que –con su bastón de mando- exige respetar costumbres y tradiciones es representada por Ricardo Casime en un estupendo trabajo de composición. La elección de un hombre para el papel le otorga la fuerza dictatorial –reflejo del momento que se vive en su tierra- y el tinte de adustez que debe tener el personaje, contradictorio, egoísta, exacerbado ante la muerte de su marido y el consecuente luto que durará 8 años (“en donde no deberá entrar ni el viento de la calle”).

Parafraseando el subtítulo original, este drama de mujeres en un pueblo de España tiene también un matiz muy simpático en la personificación de Poncia –igualmente interpretada por un actor-, quien hace cumplir los designios de su ama, pero es hipócrita y de turbio carácter, consciente y cómplice de las juveniles pulsiones de sus hijas. Carlos Interdonato cumple su rol en el justo punto del impredecible personaje.

El sufrimiento del encierro y las prohibiciones, cuajado de preconceptos, es distinto para cada hija. Unas lo soportan, o lo disimulan, más que otras. Es notable el trabajo de Lulú Badaracco en su personificación de Martirio. Su actitud corporal, sus miradas, sus expresiones, no necesitan palabras para transmitir el inmenso dolor del alma de quien desde la pila bautismal ha recibido el nombre como un suplicio para su vida. Sus ansias de libertad y rebelión son elocuentes, también su pesimismo y depresión enfermiza.

Pero son los desnudos cuerpos de seis hombres los que aportan un sentido expresionismo a lo que ellas no osarían jamás decir. Son esos cuerpos vívidos los que marcan los deseos proscritos en el espíritu de esas mujeres, atenazado por una férrea educación que debe respetar códigos sin plantearse conductas signadas por la opresión.

Allí están, despojados, manifestando los más ocultos deseos y ansiedades, pletóricos de sexo reprimido, representando perros que no hablan pero rodean hambrientos a las mujeres que anhelan ser devoradas por el fuego de la pasión insatisfecha, marcando el momento inevitable, cuando “suceda lo que tenga que suceder”.

La iluminación crea los climas decadentes en pálidos claroscuros, y restalla momentos de apogeo en cuadros imponentes y vibrantes de color, contrastantes como el relato, en donde ser es lo mismo que parecer. Martin Wullich

Un momento de Bernarda Alba al desnudo

Bernarda Alba al desnudo
se dio hasta fin 2010
Teatro Arlequino
Adolfo Alsina 1484 – Cap.
(011) 4382-7775
elteatroarlequino.blogspot.com.ar
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