La tumba de las luciérnagas (Japón, 1988) – Género: Animación / Animé, Drama, Bélico – Elenco: Tsutomu Tatsumi (Seita), Ayano Shiraishi (Setsuko) –Música: Michio Mamiya Duración: 88 minutos – Producción: Studio Ghibli – Guión y Dirección: Isao Takahata – Basada en el libro de Akiyuki Nosaka
El cine de animación no siempre es sinónimo de fantasía o aventuras épicas. A veces, como en el caso de La tumba de las luciérnagas (Hotaru no haka, 1988), se convierte en un vehículo para contar historias profundamente humanas, desgarradoras y universales. Dirigida por Isao Takahata y producida por Studio Ghibli, esta película llega por primera vez a la pantalla grande en Argentina. Es una increíble experiencia dramática que trasciende el animé para convertirse en un relato atemporal sobre el costo humano de la guerra.
Ambientada en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, su trama se centra en Seita, un adolescente de catorce años, y su hermana pequeña Setsuko, de cuatro, quienes lLuchan por sobrevivir en un Japón devastado por los bombardeos. Basada en la novela semi autobiográfica de Akiyuki Nosaka, la película comienza con un flashback que revela el trágico destino de los protagonistas, y marca un tono de fatalismo y melancolía que reina en la historia.
La dirección de Takahata es magistral. Con una narrativa que alterna entre el pasado y el presente, el director logra mantener al espectador en un estado constante de tensión emocional. Aunque se sabe el fin de la historia, el viaje de Seita y Setsuko atrapa por su humanidad y su lucha por mantener un sentido de normalidad en medio del caos. Takahata no recurre a escenas de batallas o explosiones para mostrar los horrores de la guerra. Se enfoca en los pequeños detalles de la vida cotidiana como la búsqueda de comida, la relación entre los hermanos, la soledad y la desesperación.
Uno de los mayores logros del film es su capacidad para explorar las complejidades psicológicas y sociales de sus personajes. Seita encarna la lucha de un adolescente que debe asumir el rol de padre en un mundo que lo ha abandonado. Su relación con Setsuko, llena de ternura y frustración, es el corazón de la película. También se abordan temas como el abandono, la indiferencia social y la fragilidad de las conexiones humanas en tiempos de crisis e invita a reflexionar sobre las consecuencias de la guerra.
Las luciérnagas, que aparecen en momentos claves, representan la fugacidad de la vida y la belleza efímera que persiste incluso en las circunstancias más oscuras. Su presencia, y posterior desaparición, sirve como una metáfora del destino de Seita y Setsuko, cuya luz se apaga demasiado pronto. En lo técnico es una obra maestra. Aunque carece del estilo fantástico que caracteriza a otras producciones del estudio. Su realismo y atención al detalle son impresionantes. Los bombardeos, las calles devastadas y los rostros de los personajes están dibujados con una precisión que transmite el horror y la desesperación de la guerra. La música de Michio Mamiya, melancólica y evocadora, complementa la atmósfera de la película.
La Tumba de las Luciérnagas no es fácil de ver. Su crudeza y su desenlace trágico la convierten en una experiencia emocionalmente agotadora. Sin embargo, es precisamente esta honestidad lo que la hace tan poderosa. Takahata no busca consolar al espectador, sino que lo confronta con las duras realidades de la guerra y sus víctimas más inocentes. Cristian A. Domínguez
A partir del 23 de enero 2025 en Cines Hoyts
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